Por el COVID-19, se podrían frustrar “todos los sueños y oportunidades” de una generación, afirmó el subdirector general y representante regional para América Latina y el Caribe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Julio Antonio Berdegué Sacristán.
Durante el webinar “Juventud rural: Experiencias y desafíos y postpandemia”, organizado por la FAO, señaló que América Latina y el Caribe han sufrido un golpe brutal derivado del número de personas enfermas y fallecidas por esta enfermedad, pero también un golpe inmenso a la economía, al empleo y a las condiciones sociales de millones de habitantes de esta región.
Por la pandemia, lamentó, se cierran las empresas, incrementa el desempleo, crece el hambre y aumenta en un 40 por ciento la pobreza extrema en la zona en cuestión de semana.
“Lo que se había logrado reducir en décadas de trabajo, lo hemos perdido en meses”, dijo.
Señaló que los jóvenes se han visto fuertemente impactados por esta pandemia, por lo que manifestó la necesidad de trabajar todos juntos, desde los gobiernos, las sociedad civil y los organismos internacionales, para impedir que se sigan cerrando las puertas a los jóvenes, en una región en la que ya les cerraban mucho.
Por su parte, la especialista en juventud de la FAO Roma, Marzia Pafumi, comentó que los jóvenes son uno de los grupos más afectados por el COVID-19, derivado de la detención de los programas de educación y formación, así como la pérdida de empleo.
En el caso de la juventud rural, uno de los principales factores de esta vulnerabilidad ha sido el alto índice de informalidad laboral.
“Sabemos que más del 90 por ciento de los jóvenes trabajadores en países de bajos y medianos ingresos están en la economía informal, y ese numero es incluso mayor en el caso del sector rural”.
Además, hay factores que incrementan la vulnerabilidad de diferentes grupos, como las madres trabajadoras sobrecargadas de trabajo doméstico, los adolescentes que tienen detenida su formación, los grupos indígenas, y los trabajadores temporales y migrantes, quienes han sufrido el cierre de fronteras y pérdidas de empleo.
La especialista explicó que la FAO realizó un estudio entre los jóvenes del sector agroalimentario, para determinar cómo les había afectado la pandemia, en el cual se vio que hubo diversas distorsiones en la demanda y la oferta, disminuyeron los volúmenes de compra, en algunas cadenas de compra la demanda disminuyó a cero, además bajo el precio de mercado de algunos productos y se incrementó el valor del transporte, por lo que muchos alimentos se perdieron.
Ante esta situación los jóvenes del rural han mirado la crisis como una oportunidad para innovar y, para combatir esta situación, muchos han encontrado métodos alternativos de mercadeo, han incursionado en la venta a domicilio, en el uso de redes y whatsapp para acercarse a sus clientes, o han cambiado su negocio para dar respuesta a las demandas de sus comunidades, puntualizó.
Daisy Aller
Trabajo realizado con el apoyo de: Journalism Emergency Relief Fundhttps://newsinitiative.withgoogle.com/journalism-emergency-relief-fund