Con talleres de educación ambiental virtuales, que serán transmitidos por diversas plataformas web y redes sociales, debido a la pandemia del COVID-19, este jueves inicia el periodo de observación de la temporada de migración otoño 2020 de aves rapaces desde el “Observatorio Dr. Mario Ramos”, en la comunidad de Chichicaxtle, municipio de Puente Nacional.
Ahí ya se encuentran listos Gabriela, Adolfo, Irving, Yumei, Roberto, Lindsay, Luis, Brisa y Aurelio, la “parvada de monitoreo” de este observatorio único en el país, en el corredor migratorio más grande del mundo, expresa el Biólogo Kashmir Wolf Roque, Coordinador de campo de Pronatura Veracruz AC y del proyecto Veracruz Río de Rapaces.
En un año “atípico”, refiere, por el confinamiento y el distanciamiento social al que obligó la pandemia del COVID-19, el Observatorio estará cerrado al público, las actividades de educación ambiental serán a distancia y este jueves 20 de agosto, a las 12 horas transmitirán por Facebook Live, desde Pronatura y Veracruz Río de Rapaces, la inauguración de la temporada.
Como cada año, el periodo de observación será del 20 de agosto al 20 de noviembre, 90 días de observación de 10 horas diarias, utilizando las herramientas que proporciona la organización Dunkadoo para recopilar datos científicos. También desde ahí, www.dunkadoo.org, se podrá ver en tiempo real las actividades de monitoreo que realizan los voluntarios, comenta Kashmir Wolf.
—¿Cuántas aves transitan por Veracruz?
“Más o menos de rapaces contamos entre 3 millones y medio y 5 millones. Tenemos otra lista de otras 15 especies que no son precisamente de rapaces o gavilanes, que son más o menos medio millón. Anotamos todas las aves que podemos identificar, que se van a bases de datos distintas, pero sobre todo a una muy común y ya muy conocida que es AverAves. Ahí nosotros depositamos todo lo que podemos identificar y que detectamos desde los sitios de observación”.
Aparte de hacer este monitoreo, que son 10 horas al día durante 90 días, refiere Kashmir Wolf Roque, en años normales se lleva a cabo el monitoreo también desde una estación de Cardel, municipio de La Antigua, además de la de Chichicaxtle, en el municipio de Puente Nacional.
El proyecto Veracruz Río de Rapaces cuenta también con una estación de anillado en la costa de Veracruz, “donde nosotros ponemos unos anillitos, unas bandas de metal en las patas de las aves”.
“Se capturan por gente profesional, especializada, que tiene un permiso por la SEMARNAT para realizar la actividad y se marcan para tener un registro. Esto tiene muchas implicaciones. Una es para conocer cómo viene el ave. Tomamos medidas corpométricas, se pesan, se ven cómo son sus plumas. Se ve la cantidad de grasa que tienen; la grasa es el combustible de las aves que vienen migrando, checamos sus niveles de grasa para ver qué tanta carga tienen”.
“Luego de esa revisión se liberan con la esperanza de que ese anillo que llevan en la pata con un número único pueda ser reportado o registrado por otros investigadores e inclusive por el público en general. Ahí lleva una página, un correo electrónico o un teléfono, dependiendo de quién haya anillado”.
“La mayoría de los anillos que viene de Norteamérica son del departamento geológico y de vida silvestre y nosotros ya contamos con anillos que son mexicanos, que tienen también la información de a dónde debe la gente reportarnos si es que encuentran un anillo”.
“Mucha gente reporta y algunos tienen miedo de que les vaya a caer la policía si los encuentra con un ave que tiene una marca pero no, no pasa absolutamente nada, al contrario, nos ayudan a que nosotros sepamos hasta dónde llegó esa ave, por dónde pasó o en qué sitio le gustaba estar”.
Kashmir Wolf Roque, egresado de la Facultad de Biología de la Universidad Veracruzana, comenta que esta observación se enfoca en las aves rapaces, “porque es un grupo clave para la conservación de ecosistemas, para saber cómo están, porque ellas van arriba de la cadena alimenticia y al observarlas sabemos cómo está todo hacia abajo, cómo están desde los pastizales, las selvas, etcétera”.
“Cuando tenemos presencia de rapaces significa que la cadena alimenticia hacia abajo, en todos los niveles inferiores, está más o menos estable. Ese conteo tiene esa finalidad. Así que medimos el pulso de esa migración para saber cómo están las poblaciones de aves a nivel continental, enfocado obviamente a Norteamérica”, asevera.
—¿Este monitoreo ayuda a determinar qué tan saludable está nuestro hábitat, nuestro ecosistema?
“Sí, aunque se requiere de cosas más puntuales. Aquí la clave es que se comparta la información. Esta información queda disponible. Tenemos colaboraciones con universidades o con otras organizaciones en el país o el extranjero”, comenta.
—¿Pueden las aves predecir fenómenos meteorológicos o catástrofes?
“Las aves son muy sensibles a los cambios. Esto es algo que quizás nuestros abuelos, mucha gente en las zonas rurales, en el campo, sabían leer. Ellos veían las nubes y sabían cuándo iba a llover o cuándo iba a cambiar el clima. Es algo que se ha perdido, pero en este caso los animales siguen teniendo ese instinto, es sensibilidad hacia los cambios”.
“Nosotros normalmente vemos durante la migración que si hay alguna tormenta cerca las aves se detienen, dejan de migrar, para no gastar energía o simplemente le dan la vuelta a la tormenta, buscando el sitio más seguro”.
OBSERVATORIO ÚNICO
El Observatorio de aves migratorias Dr. Mario Ramos y el proyecto Veracruz Río de Rapaces es único en todo el país y el interés de la organización civil sin fines de lucro, Pronatura Veracruz —fundada desde 1991— es la educación ambiental.
En general, la misión de Pronatura ha sido conservar la flora, fauna y los ecosistemas prioritarios, apoyando el desarrollo de la sociedad en armonía con la naturaleza.
La educación ambiental que promueven desde este Observatorio de Chichicaxtle se verá directamente afectada por el distanciamiento social y las normativas que se han implementado, expone Kashmir Wolf. Por ello han migrado al formato virtual para no detener este proceso.
“Afortunadamente están las redes sociales y existen muchas plataformas. El Observatorio va a estar cerrado al público pero haremos transmisiones en vivo. Los talleres de educación ambiental, que van a ser varios, serán de forma virtual, para que la gente, aunque no pueda venir, pueda verlos y seguir aprendiendo de lo que estamos realizando en este proyecto que es veracruzano”.
“Además es un proyecto único. Estamos en el corredor migratorio más grande en el mundo, donde se concentran más aves rapaces durante el otoño, que podemos verlas en el día”.
“Esto es algo único. Nosotros como veracruzanos tenemos la dicha de que está en nuestro estado y aparte es algo único para el país. Hay que darle su debida importancia a este fenómeno y tratar de cuidar el ambiente, las aves, nuestros hábitos en casa. Las pequeñas acciones generan grandes impactos si las hacemos todos o la gran mayoría”.
—Y nos puede aliviar del confinamiento en el que estamos…
Así es. La observación de aves es una actividad muy bonita. Lo invitan a uno a salir, a encontrar algún sendero; no necesitamos ir a un parque donde hay mucha gente, por el contrario podemos encontrar lugares para caminar tranquilamente e ir aprendiendo de lo que nos ofrece la naturaleza sin hacer un impacto de ir a depredar o tener un bien material o hasta tirar basura. Es como ir con esa ideología de ir a respetar, aprender y disfrutar la conexión con la naturaleza.
Finalmente, el biólogo Kashmir Wolf invita a todos los veracruzanos a caminar, a salir, con todas las medidas de sana distancia, a recorrer senderos, para ver flores, insectos y obviamente las aves, porque esto nos traerá mucha tranquilidad y podremos cambiar un poco este estrés que quizá muchos están viviendo por el confinamiento, concluye.
Trabajo realizado con el apoyo de: Journalism Emergency Relief Fundhttps://newsinitiative.withgoogle.com/journalism-emergency-relief-fund