En su informe COVID-19, los mercados y la economía, el Grupo Financiero Banorte señala que la pandemia ha provocado la peor recesión económica global desde 1929, ya que 157 países han presentado una contracción de su Producto Interno Bruto (PIB), mientras que en la crisis de 2008 y 2009, fueron 91.

Particularmente en México, tras un fuerte choque en el mercado laboral en abril por el aislamiento, comenzó la recuperación gradual en junio. Aun así, ha habido fuertes afectaciones en el panorama de crecimiento, ya que el PIB cayó este 2020 al -9.8%, el descenso más pronunciado desde 1932, pero la gran diferencia es la inflación, cuyos niveles actuales nos afectarán más a la hora de la recuperación.

Asimismo, hubo una caída en todos los sectores de la economía, en donde las actividades primarias fueron las menos afectadas con una disminución al -0.2%, la producción industrial bajó al -12.3% y los servicios al -9.0%. A su vez, el consumo privado cayó un -9.2%, la inversión un -19.5%, el gasto de gobierno un -2.4%, las exportaciones un -9.3% y las importaciones un -13%.

El documento preparado especialmente para la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (CONCAMIN) y la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (CANACAR) refiere que la recesión tendrá un efecto significativo en todo el país, ya que el PIB ha bajado en todas las regiones, particularmente en la norte, que es la que mantuvo a flote un poco la economía el año pasado.

Por su parte, la caída del PIB a nivel estatal dependerá de sus propias características estructurales y de la base de comparación. En ese sentido, se espera una caída en Veracruz del -7.1%.

De acuerdo con el informe, esta pandemia ha traído un impulso sin precedentes a nivel global. Los bancos centrales han reducido su tasa de interés objetivo desde marzo e inclusive algunos bancos centrales en mercados emergentes, como Indonesia, Tailandia, Filipinas, India, Turquía, Colombia y Chile, han instrumentado medidas de estímulo cuantitativo.

La pandemia ha venido acompañada de un estímulo fiscal sin precedentes para paliar las afectaciones económicas. En México las medidas anunciadas para atajar la emergencia por COVID 19 superan ligeramente el billón de pesos, lo que equivale a un 4.5% del PIB. Del total, el Gobierno federal ha comunicado la disposición de 307.6 mil millones de pesos en medidas para contrarrestar las afectaciones; el Banco de México, 350 mil millones de pesos, y el Consejo Mexicano de Negocios (CMN) junto con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Invest, 288 mil millones de pesos.

Para el Director General Adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversionistas, Gabriel Casillas, el déficit aumentará al menos 1%-pt del PIB (~240 mmdp) y la deuda pública se incrementará 10%–pts del PIB en 2020 debido a: la depreciación de tipo de cambio (30% de la deuda total está denominada en moneda extranjera); la caída de los ingresos, más allá de los recortes de gasto, con asignación especial para la emergencia sanitaria; la menor producción de petróleo, y la caída anual del PIB nominal por primera vez desde 1980.

Por otra parte, las calificaciones crediticias de México y de Pemex aportadas por Fitch Ratings, S&P Flobal y Moody’s han bajado.  En el caso de Fitch Ratings, México ha pasado de ser evaluado con BBB a BBB-, por lo que se localiza solamente a un escalón de perder grado de inversión, mientras que PEMEX, ya muy por debajo del umbral de grado de inversión cayó dos escalones y pasó de ser calificado con BB+ a BB-. Por su parte S&P Global también bajó la calificación de nuestro país de BBB+ a BBB, dos escalones por encima del umbral de grado de inversión, y Pemex se mantuvo con BBB. Finalmente, para Moody’s México pasó de ser evaluado con A3 a Baa1, tres escalones por encima del Umbral de grado de inversión, pero Pemex cayó de Baa3 a Ba2, dos niveles abajo del mismo umbral.

Para Banorte, la pandemia ha tenido un impacto económico sectorial. Empresas como Amazon, Netflix, Zoom, Rappi, Uber Eats o Lysol  han resultado beneficiadas porque han podido seguir operando y su actividad incluso ha incrementado; por otra parte, los supermercados y los productores de alimentos han continuado operando, pero de una manera reducida, por lo que su impacto ha sido ligeramente negativo.

Las tiendas de ropa y zapatos han tenido un impacto negativo debido a que no han podido operar en la pandemia, pero podrán reabrir relativamente rápido. Finalmente, las empresas que dependen del turismo, como los hoteles o las aerolíneas, han tenido un impacto muy negativo, ya que no han podido operar, pero además tardarán mucho tiempo en regresar a la normalidad. El problema es que para México la actividad turística es clave para la actividad económica y en este momento ese sector se encuentra prácticamente paralizado.

Los especialistas consideran que la recuperación de la economía será mucho menos vigorosa que en otras crisis financieras por la naturaleza de la recesión y por el clima de inversión, por lo que está pronosticando que para el año que viene el PIB suba solamente al 1.8% y se espera que la actividad económica vista en el 2018 no se recupere hasta el 2024.

Además de la pandemia, ciertas decisiones del Gobierno han afectado a la economía del país, como las consultas públicas con dudosa representatividad, la renegociación de los contratos y los acuerdos anticonstitucionales, lo que ha mermado el clima de negocios en el país.

La confianza empresarial lleva ocho años cayendo, al igual que el porcentaje de inversión extranjera directa. Desafortunadamente, no sólo la recesión mundial, sino el clima de negocios en México no apoya a la inversión, lo que hace que nuestro país haya dejado de estar entre los 25 más atractivos para invertir y la Inversión extranjera directa ha sufrido una caída drástica, particularmente a la hora de recibir nuevos inversionistas.

Además, la tenencia de extranjeros en Cetes ha disminuido en 50% este año, mientras que en Bonos M ha bajado de 57% a 49% del total. Por si esto fuera poco, continuamos enfrentando retos cada vez más importantes en materia de seguridad.

Pero no todo es negativo, afortunadamente se honraron los compromisos por la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM), las iniciativas legislativas antimercado como la eliminación de comisiones bancarias no han prosperado, se dio apoyo total a la negociación y aprobación del Tratado de México Estados Unidos y Canadá (T-MEC), mientras que el poder judicial no aprobó la extensión del periodo de gobierno de Jaime Bonilla más allá del tiempo por el que se eligió en las urnas y sí otorgó la suspensión definitiva del acuerdo del 15 de mayo de la Secretaría de Energía a las empresas de energías limpias que se ampararon.

Para Banorte, lo peor ya pasó en términos económicos y a partir de ahora la estrategia empresarial estará orientada a instrumentar políticas sanitarias más restrictivas de manera permanente: Diversificar actividades, incrementar flexibilidad de su operación, tener ahorro suficiente para sobrevivir en episodios como el que estamos experimentando y mejorar capacidades digitales.

“A pesar del panorama tan complejo, esperan que se mantenga la solidez en cuentas fiscales. En el mediano plazo, México tiene que buscar tanto nuevos socios comerciales, como fuentes de crecimiento interno. Además, a nuestro país le urge fortalecer el estado de derecho para disminuir la impunidad y la corrupción”.

“El verdadero reto es saber identificar, analizar y saber actuar ante el impacto que está teniendo y tendrá el cambio tecnológico, mismo que traerá un mejor nivel de vida para la humanidad. No obstante, lo anterior, va a implicar ser más emprendedor, más creativo y tener una disciplina de estudio continuo”, finaliza el estudio.

Daisy Aller

Trabajo realizado con el apoyo de: Journalism Emergency Relief Fund https://newsinitiative.withgoogle.com/journalism-emergency-relief-fund