Las tecnologías digitales han sido esenciales para el funcionamiento de la economía y la sociedad durante la pandemia y, a medida que se extiende la duración de la misma, las empresas perciben la oportunidad que representa el estar en línea para llegar a los consumidores. En México, esto se reflejó en un incremento del 800% en el número de sitios web empresariales entre abril y marzo de 2020, en comparación con el año anterior.
Esta información aparece expresada en el informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) Universalizar el acceso a las tecnologías digitales para enfrentar los efectos del COVID-19, el cual también señala que el comercio electrónico se ha vuelto esencial, por lo que los mayores incrementos de la presencia en línea se registran en los sitios empresariales de tipo transaccional y los de plataforma de comercio electrónico.
Específicamente, en México, el número de sitios nuevos de comercio electrónico aumentó más del 450% en abril de 2020, en comparación con el mismo mes de 2019; en tanto que los sitios con presencia activa se incrementaron cerca del 500% en el mismo período.
“Durante la pandemia, las plataformas de comercio electrónico y entrega han cobrado un protagonismo inusitado. El aumento exponencial en el uso de estas, que al parecer será irreversible, plantea a los países la necesidad de fortalecer sus marcos regulatorios y normativos, así como las políticas de competencia para evitar abusos de poder de mercado”.
El reporte elaborado por especialistas refiere que en junio de 2020, la presencia en línea de empresas de comercio minorista en América Latina y el Caribe aumentó un 431% con respecto al mismo mes de 2019; el incremento en el caso de restaurantes y servicios de entrega de comida fue del 331% y en el de servicios empresariales, el 311%. Mientras que, entre el primer y segundo trimestre de este año, la actividad de los servicios de entrega subió un 157%, según el tráfico registrado en los sitios web y plataformas de este rubro.
Por su parte, la digitalización de los procesos productivos se encuentra muy rezagada en la región. Aunque las empresas tienen un nivel de conectividad cercano al 90% y el 80% utiliza la banca electrónica, el uso de las tecnologías digitales se encuentra muy atrasado en los procesos de gestión, como en la cadena de aprovisionamiento, el procesamiento, la manufactura, las operaciones y los canales de distribución.
Por ejemplo, mientras el 70% de las empresas de los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) utilizan internet en su cadena de aprovisionamiento, en algunos países de América Latina esa cifra es de sólo el 37%.
El informe refiere que “las soluciones digitales en las áreas de la salud, la educación, el comercio y el trabajo tienen un papel preponderante en la lucha contra el COVID-19, ya que facilitan el distanciamiento físico y viabilizan cierto funcionamiento del sistema socioeconómico”.
Para la CEPAL, el desarrollo y la adopción de soluciones tecnológicas están condicionados por factores estructurales: una heterogénea estructura productiva, un mercado laboral con una marcada informalidad y precariedad, una clase media vulnerable, un debilitado Estado de bienestar, una infraestructura digital deficiente y restricciones socioeconómicas al acceso y la conectividad.
Los países de América Latina y el Caribe han adoptado medidas para impulsar el uso de soluciones tecnológicas y cautelar la continuidad de los servicios de telecomunicaciones. Sin embargo, el alcance de estas acciones es limitado por las brechas en el acceso y uso de la tecnología y las velocidades de conexión”.
En México, casi el 90% de las personas del quintil con menores ingresos no tienen acceso a internet, mientras que entre los habitantes del quintil con más recursos económicos esta cifra alcanza solamente el 35% aproximadamente, lo que muestra una gran desigualdad. Además, Las bajas velocidades de conexión consolidan situaciones de exclusión ya que inhabilitan el uso de soluciones digitales de teletrabajo y educación en línea.
“Desde el comienzo de la crisis del COVID-19, la demanda de servicios de comunicación de banda ancha se ha incrementado vertiginosamente. El aumento del tráfico ha supuesto una mayor exigencia para la capacidad de las redes y su resiliencia, y en varios países ha disminuido la velocidad de descarga promedio de las redes durante los primeros meses de cuarentena, situación que, de acuerdo con los datos disponibles, ya se habría revertido”.
Pese a lo anterior, a junio de 2020, en el 44% de los países de la región no se alcanzaba la velocidad de descarga que permite desarrollar varias actividades en línea simultáneamente: los 25 Mbps.
El informe considera que el teletrabajo ha sido una herramienta fundamental para mantener en funcionamiento algunas empresas y evitar la proliferación de contagios del coronavirus. Pero también en este aspecto hay grandes diferencias, ya que en Europa y los Estados Unidos casi el 40% de los trabajadores puede trabajar desde su hogar; mientras que en América Latina y el Caribe, la CEPAL estima que alrededor del 21,3% de los ocupados podría teletrabajar, y en México esa cifra se reduce a poco más del 15%.
En la región, el porcentaje de ocupaciones en las que se podría teletrabajar está condicionado por los elevados niveles de informalidad, que en 2018 alcanzaban más del 50% del empleo total, además de la infraestructura digital, el nivel de digitalización de las empresas y las habilidades digitales, se puntualiza.
Para contrarrestar lo anteriormente expuesto, la CEPAL propone construir una sociedad digital inclusiva. Por ello, estimó el costo de conectar a todos los hogares sin conexión, con base en los costos de los planes de Internet de banda ancha móvil y fija, y se calcula que en México se requeriría menos del 0.5% del Producto Interno Bruto (PIB) anual, cifra por debajo de la media en la región.
Asimismo, se calculó el costo anual de una canasta básica integrada por una computadora portátil, un teléfono inteligente y una tableta, misma que en nuestro país demandaría una inversión ligeramente superior al 0.5% del PIB.
El organismo dependiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) también expuso la necesidad de “impulsar una transformación digital productiva, ya que el escaso nivel de digitalización de las empresas de la región —sobre todo, de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes)— hace necesaria la implementación de políticas públicas que permitan modificar los procesos de gestión para incorporar el uso de las tecnologías digitales en las cadenas de aprovisionamiento, procesamiento, manufactura y operaciones, así como en los canales de distribución”.
“Es importante promover la confianza y la seguridad digitales, porque si bien la privacidad no puede ser un impedimento para afrontar la emergencia sanitaria, dicha emergencia no puede suponer tampoco el fin de la privacidad; es necesario alcanzar un equilibrio”. En ese sentido, es esencial fortalecer la institucionalidad y los marcos normativos en el ámbito de la privacidad de los datos y la ciberseguridad.
Asimismo, se debe reforzar la cooperación digital en la región. Para ello, la CEPAL propone una agenda de trabajo en las siguientes áreas: infraestructuras digitales —entre ellas, la redes de alta velocidad 5G— y conectividad para garantizar el acceso universal a internet de banda ancha; protección de datos y seguridad digital; políticas de competencia y regulación, e impuestos digitales.
En el mundo posterior al COVID-19, el bienestar social no será posible sin una transformación digital. Por ello, el nuevo modelo de gobernanza digital deberá: Promover la igualdad; proteger los derechos económicos, sociales y laborales de la población; rechazar la recolección no autorizada y el uso indebido o no autorizado de datos personales, y promover un modelo de gobernanza digital desde una perspectiva estratégica productiva, se concluye.
Daisy Aller
Trabajo realizado con el apoyo de: Journalism Emergency Relief Fundhttps://newsinitiative.withgoogle.com/journalism-emergency-relief-fund