Hija de una familia de cinco mujeres, con un padre que les enseñó a ser autosuficientes y a buscar un compañero de vida que fuera justo eso, “compañero de vida y no proveedor”, Maricela López de Salazar creó en 2013, junto con su esposo, la empresa “Puntadas”.
Dedicados al diseño de uniformes escolares e institucionales, bordados e impresión textil, “Puntadas” es una empresa familiar, con local comercial en el Fraccionamiento Las Fuentes, que se enfrentó a la pandemia del COVID-19 con una filosofía muy clara: encontrar lo bueno en cualquier cosa que nos suceda, por más mala que parezca, me dice Maricela López.
“La pandemia del COVID-19 nos ha ayudado a sacar habilidades que pensábamos que no teníamos. Nos ha permitido encontrar un área de oportunidad en una situación difícil, porque esa es la filosofía que me ha movido en la vida”, expresa quien es egresada de la carrera de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad de Xalapa.
Además, señala que su historia personal y familiar le ha dado una visión particular para abordar los problemas y salir adelante. “Mi padre nos enseñó a mis hermanas y a mí a ser independientes económicamente. Soy mujer y madre de dos hombres y a ellos, quienes están involucrados en la empresa, les he enseñado a ser productivos”.
“Son niños autosuficientes que lo mismo saben hacerse de comer que arreglar sus cuartos y atender las tareas de la empresa. Cuando decidan tener una pareja quiero que busquen a una persona que sea su compañera, no alguien que les resuelva situaciones. Estoy muy comprometida en crear hombres funcionales, quiero entregar a la sociedad hombres funcionales”, indica Maricela.
Contundente, la Gerente de “Puntadas”, cuya página en Facebook se puede encontrar como “Puntadas Xalapa”, dice que “somos las mujeres las que generamos una sociedad machista o de equidad, porque si bien no podemos ser iguales, sí podemos ser equitativos”.
“Por eso aquí somos una familia en donde todos le entramos a todo lo que se presenta. Así, todos contribuimos para que esta familia funcione, tanto en el aspecto económico como en el doméstico”, asienta.
La pandemia, una oportunidad
Cuando en el mes de marzo se anunciaron las medidas sanitarias por la pandemia del COVID-19, Maricela, su esposo y sus hijos se confinaron en casa. “Todos nos tomamos muy en serio este tiempo en casa. Yo me puse a cocinar, a armar espacios en la casa. Quitamos un área de juegos infantiles y pusimos un gimnasio”.
Cuando mi esposo tuvo que salir a trabajar empezamos a comprar las mascarillas o cubrebocas. Varias de mis amigas me insistieron en ese momento que incursionara en el mercado con ese instrumento de protección. Me decían que como a mí me gustaban las novedades y desarrollar cosas creativas, que las hiciera, pero me negué.
“Hablar de un cubrebocas de tela en el mes de marzo era un adorno y un estorbo. Sin embargo, cuando la Organización Mundial de la Salud emitió las especificaciones de los cubrebocas de tela, fue ahí que vi un área de oportunidad”, asevera.
En un año normal, añade, en esta época ya tenían cientos de pedidos de uniformes de escuelas o de oficinas. Al estar las oficinas cerradas no teníamos a quién venderle.
“Me tomé un tiempo. Empecé a hacer pruebas. Compré los materiales, hice pruebas con las telas hasta que justo encontramos un modelo que fuera estético físicamente y que al mismo tiempo fuera un modelo que no permitiera el paso de fluidos”.
“Hicimos pruebas de aerosol, pruebas de agua, hasta llegar al resultado que estamos ofertando ahorita, un cubrebocas de muy alta calidad, con todas las especificaciones que marca la Organización Mundial de la Salud”.
“Este proyecto resultó un área de oportunidad, nos ha traído muchos beneficios. Yo estoy en el taller, mis hijos me ayudan a la parte de la logística. Ahorita ya tengo a tres personas trabajando. Gracias a Dios estamos generando empleos con personas que se dedican a la costura pero que no habían tenido trabajo, porque su fuerte también eran los uniformes”.
Incluso, añade, para las personas que no usan cubrebocas de tela y que siguen utilizando los KN95, le estamos ofreciendo un porta-cubrebocas con tela impermeable y broche para que puedan proteger el cubrebocas que traen.
Cubrebocas y marcas
Como comunicóloga, Maricela le ha dado una gran relevancia a la imagen corporativa en los productos de su empresa y así ha influido en el interés de sus clientes.
“A nosotros nos buscan porque le damos muchísimo más valor a la imagen de la empresa que nos contrata. Así, nuestros clientes pueden tener sus uniformes empresariales, ejecutivos, perfectamente bordados, con colores perfectos en el logotipo, sin errores ortográficos o con logos mal bordados, etcétera”.
“Les presento siempre pruebas a los clientes antes del resultado final. Siempre una prueba de bordado y les pido que ellos autoricen lo que estoy entregando para poder bordar la prenda final”.
“Este es el plus de ‘Puntadas’, le damos mucha importancia a la imagen corporativa”.
“Otro tema es que siempre entregamos todo perfectamente organizado. Aquí me ayudan mis hijos: jamás entregamos a un cliente una caja con las camisas echas bolas. Todo se entrega personalizado. Pido una lista de los empleados de la empresa y todos los uniformes van etiquetados, y personalizados, embolsados para cada colaborador”.
En el caso de los cubrebocas, “nuestros clientes los puedan tener para promocionar su marca. Independientemente de que les funcione como un elemento de protección, es también un medio publicitario”.
Distribución y comercio local
La pandemia del COVID vino también a darle realce y a reactivar las entregas a domicilio.
“Yo intento hacer la menor cantidad de salidas y me organizo para entregar una vez por semana, sin embargo a quienes nos lo piden, hacemos entrega diaria en motocicleta, a partir de una pieza y hasta las que se necesiten. Hay empresas y partidos políticos que nos han solicitado más de 200 piezas”.
Maricela López de Salazar insiste en la gran calidad que ofrece en sus productos y además destaca la importancia de apoyar al comercio local en estos tiempos de crisis económica generada por la pandemia del COVID-19.
“Yo creo que el trabajo de uno se tiene que ver reflejado en el trabajo de los demás. Creo que las bendiciones para mi familia se replican en las familias que están a mi alrededor”.
“Yo compro frutas y verduras en mi fraccionamiento; la carne la compro aquí. La señora que me corta el cabello es una de mis clientas y así, debemos de promover una cadena de bendiciones para todos y reactivar la economía de las familias, porque sólo así reactivaremos la economía de nuestra ciudad, de nuestro estado y de nuestro país”, concluye.
Trabajo realizado con el apoyo de: Journalism Emergency Relief Fundhttps://newsinitiative.withgoogle.com/journalism-emergency-relief-fund