El sector pesquero también ha sido afectado por la pandemia, ya que está sujeto a los impactos indirectos de la misma a través de las demandas cambiantes de los consumidores, el acceso al mercado o los problemas logísticos relacionados con el transporte y las restricciones fronterizas, señala la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).

“Esto a su vez tiene un efecto perjudicial en los medios de vida de los pescadores y acuicultores, así́ como en la seguridad alimentaria y la nutrición de las poblaciones que dependen en gran medida del pescado para obtener proteínas animales y micronutrientes esenciales”.

El organismo internacional considera que las medidas sanitarias (distanciamiento físico entre los miembros de la tripulación en el mar, cubrebocas, etc.) pueden dificultar la pesca y pueden causar el cese o la reducción de la actividad. “La escasez de suministros (por ejemplo, hielo, equipo, cebo) debido a que los proveedores no funcionan o no pueden proporcionar insumos a crédito, también limitan las actividades pesqueras. La escasez de mano de obra es otro problema, ya que algunas tripulaciones son integradas por trabajadores migrantes que actualmente no pueden cruzar las fronteras del país”.

“Además, la disponibilidad desigual de equipos para garantizar la seguridad sanitaria de las tripulaciones, las responsabilidades de los armadores en caso de que se reanude la actividad, la elegibilidad de la tripulación para recibir ayuda, como desempleo parcial, cierres temporales, la disponibilidad de sistemas de apoyo para mantener la actividad principal, y la capacidad entre los diversos mecanismos de apoyo (económicos y de otro tipo) pueden afectar el nivel de pesca actual”.

El análisis Sistemas Alimentarios y COVID-19 en América Latina y el Caribe: Comportamiento durante la crisis, realizado por la FAO en colaboración con la  Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), señala que las exportaciones en la región de pescados, crustáceos, moluscos y demás invertebrados acuáticos entre enero y junio de 2020 presentaron una disminución del -9%, en comparación con el mismo periodo del 2019.

A su vez, se indica que el sector se ha visto afectado por otros factores, ya que ahora los fletes aéreos son limitados. En los últimos meses, prácticamente ha desaparecido el tráfico aéreo de pasajeros (-99%) y ha disminuido considerablemente el de carga (-62.1%), lo que se han disparado las tarifas de flete aéreo. Esto ha afectado a bienes perecederos, pescados y mariscos incluidos. De esta forma, los importadores se han visto obligados a realizar pedidos en grandes volúmenes para garantizar el espacio de carga, pero con un gran riesgo de no poder venderlos más adelante, y esto redunda en precios más altos para productos que ya son de alto valor comercial.

En este panorama, México no es la excepción. En el foro virtual ¿Cómo enfrentan los pescadores la crisis por el Covid-19, organizado en junio por la agrupación Oceana México, la Cámara Nacional de la Industria Pesquera y Acuícola (CANAIMPESCA) precisaba que en abril de este año las ventas en el sector llegaron a caer un 85%, derivado del cierre de restaurantes, hoteles y centros vacacionales, así como de la caída en las exportaciones. La Confederación Mexicana de Cooperativas Pesqueras y Acuícolas confirmó este dato.

Para la FAO, las medidas para proteger la producción y los ingresos en el sector pesquero incluyen: Designar, cuando este aún no sea el caso, a los pescadores y los miembros de la tripulación como “trabajadores esenciales”; expedir visas para mano de obra temporal, estacional y extranjera para la producción de pescado; vincular los centros pesqueros a cocinas comunitarias, donde las variedades más pequeñas de pescado se pueden suministrar por un precio fijo; así como ampliar la compra de productos pesqueros por parte de los gobiernos para uso institucional (prisiones, hospitales, programas de alimentación escolar, etc.), y para distribución como asistencia alimentaria.

También extender la temporada de pesca para compensar las pérdidas económicas; proporcionar compensaciones a los propietarios y la tripulación de los buques que no pueden pescar; otorgar préstamos sectoriales prioritarios, seguros para la producción, reducción de tarifas de energía y otros gravámenes, y crear programas para cubrir la producción y las pérdidas de ingresos, con el objetivo de mantener las cadenas nacionales de suministro de productos pesqueros, entre otras.

Trabajo realizado con el apoyo de: Journalism Emergency Relief Fundhttps://newsinitiative.withgoogle.com/journalism-emergency-relief-fund