Comerciantes de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río aseguran que tuvieron que salir adelante solos, de la crisis generada por la pandemia del COVID-19, porque las autoridades gubernamentales brillaron por su ausencia.

En un sondeo realizado, hombres y mujeres que viven del turismo que llega a las playas de esta región, comentaron que cuando cerraron los espacios de recreación de sol y arena, tuvieron que dedicarse a otra cosa para poder sobrevivir.

“Por parte del gobierno no recibimos nada. Ahora sí, que como quien dice, nos tuvimos que valer por nosotros mismos”, expresaron, al tiempo de comentar que con el Acuario abierto, las playas, los restaurantes y los hoteles, esperan poder recuperar sus ingresos para llevar alimentos a su familia.

Isabel Cervantes Cabrera, vendedora de raspados, dice que su economía depende de los días soleados y del descanso de la gente en las playas, “cuando cerraron todo, la venta se vino para abajo. Ahorita empezó a subir un poco, pero la economía sigue muy baja”, expresa.

Isabel lamenta que ninguna autoridad los haya respaldado en esta crisis económica que han estado viviendo y comenta que para empezar a vender han tenido que invertir en cubrebocas, gel antibacterial y tomando todas las medidas de higiene y sanidad.

María Eugenia Hernández Navarro, quien desde hace muchos años se ha dedicado a leer la presión arterial en la calle, pidiendo sólo una cooperación voluntaria, dijo que tuvo que decidir entre quedarse en su casa y morir de hambre o salir a la calle a buscar el pan de cada día.

“¿Qué cómo me ha afectado la pandemia? Hay, Dios mío, no sabría ni por dónde empezar, para contestarte, pero lo más grave ha sido el hambre. Muchas personas no quisieron salir a la calle y creen todo lo que dice el gobierno, pero eso no es cierto, hay que documentarse y ver hasta dónde es cierto y hasta dónde no lo es”.

Comenta que a ella el encierro le perjudicó mucho, pasó hambre e incluso no tuvo dinero para salvarle la vida a tres perritos —perrhijos, expresa— que murieron de inanición y enfermedad.

A su vez, Ignacio Vargas, comerciante que se dedica a la venta de productos para el turismo, dijo que esta situación ha estado muy difícil y que han salido adelante, gracias a mucha gente que les apoyó con despensas o con 50 o 100 pesos, para sobrevivir.

Judith Aguilar, comerciante del Parque Juárez, quien ha logrado sacar adelante a su familia con una caseta de refrescos, tuvo que cerrar por instrucciones gubernamentales.

“Las autoridades nos dijeron que teníamos que encerrarnos, pero ya llevamos cinco meses y la verdad la economía ya no es la misma. Teníamos  unos pequeños ahorros que ya se están agotando y pues  ni modo tenemos que empezar a salir”.

Judith también tuvo que enfrentar el dilema de quedarse en su casa y pasar hambre o salir a buscar el sustento, con el riesgo que esto conlleva.

“Claro que me da miedo salir, pero tengo que enfrentar esta realidad: si no salgo a trabajar no tengo para comer y por eso tengo que salir tomando todos los cuidados, con cubrebocas, con gel antibacterial, guardando la sana distancia. Ahora sí no hay de otra; para el comerciante ambulante la verdad es muy  difícil resguardarse durante muchos meses”. 

Rosalba Quero Juárez, vendedora de artesanías y ropa de playa, dijo que se la ha pasado “tremendamente mal”. “Todos mis compañeros hemos estado mal y en ningún momento tuvimos apoyo económico de ningún gobierno, de ningún partido, de nadie”, destaca.

“Al gobierno le estuvimos exigiendo un apoyo económico pero no hubo respuesta. Nos enviaron una despensa pero fue medio kilo de arroz, medio kilo de frijoles, medio kilo de azúcar, ¿usted cree que con eso la gente va a poder sobrevivir cuando hay compañeros que tienen cinco o seis hijos? Es algo ilógico”, refiere.

Dice que el turismo empezó a repuntar, pero ha sido muy difícil salir de la crisis provocada por la pandemia, porque tenemos que pagar renta de casa, renta de bodega, agua, luz y no tenemos apoyo del gobierno, insiste.

Carlos Clemente, quien también vendía comida en el parque Juárez, es otro damnificado de esta enfermedad. Dice que él y su familia sí se resguardaron, porque pensaron que el confinamiento sería breve, pero no fue así.

“De pronto nos encontramos en la necesidad de trabajar y ahorita estamos  nuevamente aquí, pero estamos privilegiando los pedidos a domicilio, a oficinas y a otros comercios”, expresa.

—¿No te da miedo contagiarte por andar en la calle?

“Pues sí nos da temor, pero la necesidad nos tiene aquí, porque el dinero se acaba,  entonces tratamos de tener las precauciones y los cuidados,  aunque a veces es imposible llevar los cuidados al cien por ciento”.

Iván Yamil Huesca Guerrero, comerciante de la playa de Villa del Mar, dice que cuando empezó la cuarentena tuvo que buscar otras opciones de ingreso, porque su trabajo aquí depende absolutamente de la playa.


También lamenta que el gobierno los haya dejados solos y comenta que hace apenas unos días se empezó a reactivar la actividad turística.

—¿Cómo le hace para cuidarse, sobre todo porque el foco de contagio todavía es muy grande?

“Pues yo vengo a trabajar porque mis hijos tienen que comer. Yo tengo que trabajar. A mí el Covid no me interesa todavía. Todas las personas vamos a ser infectadas algún día ¿no?”, añade, un poco desinteresado de los riesgos de la enfermedad.

Alexander Díaz, comerciante también del parque Juárez, dice que una vez que cerraron el parque se vieron obligados a buscar otras fuentes de ingreso “y mire, yo aquí estoy vendiendo pambacitos, porque hay que buscarle”.

Dice que a pesar de que tiene temor de contagiarse, “pues si no salgo igual me muero de hambre, pero además de mi dependen mi esposa y mi niño y pues no puedo dejarlos solos y tengo que trabajar”, indica.

Finalmente, el señor Sánchez, operador de embarcaciones y promotor turístico, también se dice afectado por el cierre de las playas, “nos afectó bastante, sobre todo porque se cruzaron dos temporadas vacacionales fuertes”, refiere.

—¿Cómo le hizo para mantenerse mientras las playas estaban cerradas?
“Buscamos la manera de sobrevivir porque no podemos estancarnos. Tuvimos que cambiar de trabajo, buscar otras opciones, porque sabemos hacer otras cosas”, indica.

Del gobierno, también coincide con los otros comerciantes, no recibieron nada, se tuvieron que valer por ellos mismos y esperan que las cosas empiecen a mejorar ahora que está repuntando el turismo.

Ahora, tiene que seguir las nuevas disposiciones, viajar con cubrebocas, guardar distancia, llevar personas solo al 50 por ciento de la capacidad de las embarcaciones.

“Normalmente nuestras lanchas son para 30 pasajeros o para 20. Ahora tenemos que llevar la mitad o grupos de puros familiares”, indica.

LLEGAN TURISTAS A ZONA CONURBADA

Después de seis meses de permanecer en confinamiento en sus casa debido a la pandemia originada por el virus SARS-CoV-2 y una vez que los semáforos epidemiológicos han permitido el salir de casa, turistas han aprovechado la oportunidad y disfrutar de las playas de Veracruz

Armando Arriaga y Guillermo Médina provenientes del estado de Querétaro, visitan y disfrutan del mar de Veracruz porque “para los niños está muy seguro, porque no está picado el mar, está muy agradable el clima y todo está muy agradable”.

Junto a su familia dicen que esta pandemia los ha obligado a tomar las medidas necesarias para salir de casa y disfrutar unos días de relajación, pero protegiéndose, para evitar ser contagiados de Covid-19.

“Si somos responsables donde quiera que entramos a los restaurantes y todo los encargados, los meseros, muy atentos y muy pendientes del control, lo que es  el cubrebocas y el gel antibacterial dentro de lo que cabe yo creo que muy bien”.

Gustavo Adrián y Javier López, provenientes del estado de Tlaxcala, han encontrado en Veracruz un refugio para desestresarse y disfrutar unos días del sol, la arena y el mar.

“La apertura de playas nos sirve y ayuda a la economía, porque no teníamos ni a dónde salir y por eso vinimos a visitar estas tierras un ratito”.

Menciona que ya extrañaban y necesitaban salir de casa “ya que el confinamiento es un poquito pesado, más cuando tomas las medidas necesarias y si te encierras como tal, pues si la pasas un poquito mal en casa, el no poder salir, el no poder disfrutar a tus amigos”.

Comentan que en Veracruz han encontrado un lugar seguro en donde pueden disfrutar de unos días de descanso con la tranquilidad de que los establecimientos cuentan con las medidas necesarias para cuidar su salud.

“El hotel que frecuento al hospedarme  tiene muy buenas medidas;  sanitizan antes de entrar a la habitación  y toman todos los cuidados”, refiere.