Las investigadoras Astrid Schilmann y Montserrat Serrano Medrano consideraron que el uso intensivo de la leña en fogones abiertos por parte de las comunidades más pobres es un factor de riesgo en esta pandemia, ya que tanto la incidencia, como la morbilidad y mortalidad del COVID-19 se incrementan por la exposición crónica aguda a la contaminación del aire, especialmente si existe material particulado y dióxido de nitrógeno.
Durante el seminario web “Vulnerabilidad al COVID-19 en poblaciones rurales y peri-urbanas de México por el uso doméstico de leña”, organizado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Schilmann expuso las conclusiones de un estudio homónimo y manifestó que la contaminación del aire tiene efectos bastantes importantes en diferentes sistemas y aparatos del cuerpo humano, resaltando las afectaciones sobre el corazón (enfermedad cardiaca isquémica, hipertensión, insuficiencia cardiaca isquémica) y el tracto respiratorio (enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), asma, cáncer de pulmón, laringitis crónica, bronquitis aguda y crónica).
“Además, los contaminantes del aire alteran de manera importante la respuesta del sistema inmunológico, desde la primera línea de defensa, los cílios; a través de mecanismos de estrés oxidante; alterando la capacidad antimicrobiana de proteínas surfactantes en las vías aéreas y sobre todo alterando la función de los glóbulos blancos. Así tenemos que, claramente, puede influir en esta progresión de la pandemia de COVID-19, pues está aumentando la susceptibilidad del huésped a la infección viral”.
La investigadora en Ciencias Médicas del Instituto Nacional de Salud Pública explicó que hay diferentes estudios epidemiológicos que manifiestan esta asociación entre el incremento de la contaminación del aire y los ingresos hospitalarios por infecciones respiratorias bacterianas y virales. “Si hablamos específicamente de la contaminación del aire por el humo de leña, hay evidencia clara de que es un factor de riesgo en las enfermedades respiratorias agudas y crónicas. Además, sabemos que este tipo de enfermedades pulmonares y las cardiovasculares empeoran el pronóstico de las infecciones con el virus SARS-COV-2 e incluso son predictores de muerte”.
“El COVID-19 puede exacerbar varias de estas enfermedades y en general estaríamos viendo un incremento del uso de los servicios de salud, de los gastos que esto implica, las hospitalizaciones y los decesos. Por ello, es importante señalar que la exposición al humo de leña es un factor más de vulnerabilidad en esta pandemia, que estaría afectando a las comunidades más pobres”.
Otro factor de vulnerabilidad que se consideró en el estudio que se realizó es la altitud, porque al disminuir la presión atmosférica y la presión parcial del oxígeno, hay una menor saturación arterial de oxígeno, misma que puede afectar el desarrollo del COVID-19, porque esta enfermedad causa hipoxemia, dijo la maestra en Ciencias en Salud Ambiental y doctora en Ciencias en Epidemiología.
Por su parte, la investigadora Cátedra del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) en el Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Montserrat Serrano, especificó que se estima que un 23% de la población del país usa leña o carbón para cocina, es decir 28 millones de personas. De éstos, un 48% utiliza leña de manera exclusiva y el otro 52% en combinación con el gas LP.
Indicó que el mapa del uso de leña coincide con las zonas de mayor pobreza en el país y hay estudios que muestran que los niveles de contaminación en interiores pueden llegar hasta los mil microgramos por metro cúbico en las cocinas que usan fogones.
Ahora bien, si se toma en cuenta las afectaciones de la altitud y el uso de leña de los hogares, algunos de los municipios más vulnerables del país a los efectos del COVID-19 se encuentran en la Sierra de Zongolica, puntualizó.
La Maestra en Ciencias en Ingeniería Civil y Ambiental y Doctora en Ingeniería en Energía y Medio Ambiente indicó que Chiapas, el Estado de México y Veracruz concentran el 62% de los municipios con vulnerabilidad muy crítica. Particularmente, Veracruz concentra 274 mil usuarios totales de leña y, si se usan los datos de todos los municipios, tenemos que nuestra entidad es el segundo estado con más municipios vulnerables, ya que en 118 hay usuarios de leña.
Derivado de todo lo anterior, emitió las siguientes recomendaciones para los hogares que usan leña:
Establecer un programa de sensibilización a los usuarios de leña sobre los impactos de la inhalación de contaminantes en el contexto del COVID-19.
Usar fogones abiertos; se exhorta a llevar a cabo acciones de ventilación o sustitución por estufas eficientes de leña.
Para quien ya cuenta con estufa de leña, realizar acciones de revisión, seguimiento, mantenimiento y/o reparación de las mismas, con el fin de asegurar su correcto funcionamiento.
Implementar un programa generalizado de estufas eficientes de leña, enfocado en la adopción y uso sostenido a largo plazo.
Trabajo realizado con el apoyo de: Journalism Emergency Relief Fundhttps://newsinitiative.withgoogle.com/journalism-emergency-relief-fund