Como si de un paisaje boteriano se tratara, México es uno de los países con mayores tasas de individuos con sobrepeso y obesidad en el mundo “y si nos descuidamos, del ‘homo sapiens’ vamos a pasar a ser ‘homo obesus’”, así lo considera la doctora Marcia Hiriart Urdanivia, investigadora en biología celular, especializada en diabetes, quien ha sido directora del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM.

Durante su conferencia “Diabetes y COVID-19”, transmitida por El Colegio Nacional dentro del Ciclo “Viernes viral” que coordina Antonio Lazcano Araujo, dijo que el ser humano evolucionó, de andar persiguiendo mamuts y comiéndose todo lo que se encontraba en el camino, pero haciendo mucha actividad física, a ir al supermercado para comprar comida en grandes cantidades.

“Hoy, todo el ejercicio que hacemos es ir al supermercado, llenar un carrito de muchas cochinadas o de comida muy buena, pero en grandes cantidades. Nos lo comemos y no hacemos nada de ejercicio”, aseveró, al señalar enfáticamente que el sobrepeso y la obesidad aumentan los riesgos de mortalidad por la enfermedad del COVID-19.

Dijo que los estudios epidemiológicos han venido demostrando que el riesgo de mortalidad aumenta con el aumento en el Índice de Masa Corporal (IMC). “Este índice nos dice si estamos en peso o estamos gordos o flacos. Lo normal es entre 18 y 25 y eso lo pueden sacar, pesándose, dividiéndole entre su altura, elevada al cuadrado. Si ese dato les da entre 25 y 28, están en peso, si es menos de 18, bajo de peso y si es más de 25 están en sobrepeso y si es más de 30 están en obesidad”.

“La gente que tiene sobrepeso y obesidad hasta 35, le va muy mal, pero la gente que tiene más de 40 de sobrepeso, de obesidad, que ya es obesidad mórbida no le va tan mal, pero bueno, no son muchos los casos y la mayoría o está en sobrepeso o está en obesidad”, comentó, al referir que este sobrepeso y obesidad no solo se da en los humanos sino también en los animales, como una epidemia entre gatos y perros.
“Así que el mensaje es este: siéntese menos y viva más”, porque México es de los países con mayores tasas de individuos con obesidad y sobrepeso en el mundo y ocupa el primero o segundo lugar de obesidad infantil, indicó.

Durante su presentación, dijo que del COVID sabemos muchas cosas en el poco tiempo que se ha venido tratando, pero que de lo que sí se está muy seguro es que “tenemos un choque entre dos pandemias, la de sobrepreso y diabetes con la de COVID-19”.

Dijo que la pandemia de la obesidad y la diabetes ya existía desde hace dos o tres décadas, pero en especial del año 2000 a la fecha ha ido creciendo en algunos países y en otros se ha detenido otro poco.

“Tenemos esa pandemia y de repente llegó la de la COVID-19. ¿Qué pasa cuando dos pandemias se encuentran? En una persona va a desarrollar cuadros graves. La COVID-19 es una enfermedad causada por SARS-Cov-2 con 39 millones de casos en el mundo y más de 1 millón 120 defunciones. Es verdad que la gripe española nos dejó 5 millones de fallecidos, pero la COVID ha dejado muchos en muy poco tiempo y todavía no sabemos exactamente qué pasa con esta enfermedad”.

“En México tenemos 834 mil 910 casos y 85 mil 285 defunciones. Muchas para una patología. Lo que se ha notado en todo el mundo es que la mayor incidencia y letalidad se observa en hombres, adultos mayores de 60 años, que enfrentan enfermedades crónicas. Esto resulta interesante de explorar, para ver cuál es la razón de que esto sea de esta manera y qué se puede hacer para remediarlo”, asentó.

Destacó que de 6.4 millones de personas con diabetes en 2012, en México llegamos a 8.6 millones en 2018, aumentando significativamente el número de personas con esta enfermedad y aclaró que estos datos son de los diabéticos que tenemos como conocidos, porque mucha gente no sabe que tiene diabetes, porque es una enfermedad silenciosa.

Dijo que la COVID es una enfermedad nueva, con un espectro clínico muy heterogéneo, que puede ir desde un resfriado común hasta un síndrome respiratorio agudo o la falla de múltiples órganos y la muerte.

Con un periodo de incubación de entre 4 y 5 días, con síntomas de 12 a 14 días, el 60 y el 80% de los infectados son asintomáticos. La infección inicial por SARS-CoV2 se parece a la observada previamente en otros coronavirus SARS-CoV y MERS-CoV.

“Entra por la nariz el virus y va a los pulmones y empieza una infección. Se alertan las células inmunes. En las personas con sobrepeso y obesidad hay una inflamación leve pero tiene activado todo el sistema inmune”.

“Las personas con sobrepeso y obesidad tienen activado el sistema inmune que va a liberar estas células del sistema inmune que se llaman linfocinas y esas linfocinas van a entrar y se puede desatar también, si tenemos una edad avanzada, en especial los señores, tienen una reacción inmune más fuerte que las mujeres y producen una ‘tormenta de citosinas’ y esto puede traernos un síndrome respiratorio agudo muy grave, insuficiencia renal, falla de múltiples órganos y del corazón”.

La científica mexicana destacó la enzima angiotensina II (ACE 2) del organismo es el receptor del SARS-CoV-2, las personas con sobrepeso, obesidad o hipertensión pueden tener más receptores de este tipo, lo que propicia que el virus se pegue en mayor cantidad al hospedero, pero lo anterior aún no es claro.   

Comorbilidades asociadas con el COVID-19

La académica y especialista en Diabetes, dijo que una buena parte de la gente que se enferma tiene ya en sí misma otras enfermedades a las cuales se les llama “comorbilidades”.

Reiteró que el sobrepeso y la obesidad aumentan los riesgos de mortalidad, pero también la hipertensión y enfermedades cardiovasculares pueden hacer un COVID-19 más intenso.

También la enfermedad pulmonar crónica, la enfermedad renal crónica, las enfermedades autoinmunes y el cáncer.

¿Qué es lo que pasa con todas estas enfermedades en el cuerpo?, se cuestionó. “Esto nos lleva a tener una inflamación y glóbulos blancos activados que nos llevan a la tormenta de citosinas”, destacó.

Al entrar de lleno al tema, dijo que la diabetes ha acompañado a la humanidad a lo largo de su historia. Expuso que hay dos tipos: la tipo 1, que no se sabe bien a qué se debe, en la que intervienen factores ambientales, infecciones, factores genéticos, un virus estomacal, el virus de las paperas que después hacen una respuesta inmune defectuosa y hace que reaccionen contra las células betas del páncreas, que produce insulina.

La tipo 1 antes se llamaba “insulino dependiente”, porque se destruyen todas las células que producen insulina y depende de que se le inyecte insulina al paciente para que pueda seguir vivo.  También se le llama juvenil, porque es propia de los niños.

La tipo 2 depende de factores genéticos, de factores ambientales, como por ejemplo el aumento de la ingesta. Se come más y se gasta menos energía, se almacena energía en el tejido graso y se aumenta la glucosa plasmática.

“Se trata de cuidar el peso, de hacer ejercicio. Estos factores genéticos, con factores ambientales, como el aumento de ingesta y la falta de ejercicio, que en la pandemia ha llegado a un nivel terrible, porque tenemos el refrigerador junto y se nos antoja, nos da hambre, sed, ganas de salirnos y vamos y comemos, no estamos haciendo casi nada de ejercicio”, destacó.

Insistió en que si subimos de peso va a aumentar la glucosa plasmática. “Eso va a estimular a las células beta para secretar más insulina y además el tejido graso va  a estar produciendo sustancias que van a estimar la célula beta, para que produzca insulina. Así, las células producen menos insulina, son menos sensibles a ser estimuladas por los nutrientes y esto nos da la diabetes tipo 2”, indicó.

Destacó que la dieta de los mexicanos está cargada por refrescos, azúcares y carbohidratos a través del pan.

“Nosotros engordamos ratas simplemente dándoles agua azucarada. Si queremos darles agua sin azúcar ya no la quieren. En México, la comida para una semana incluye frutas y verduras, pocas proteínas, frijoles, algunos lácteos y muchos refrescos, cervezas y una gran cantidad de pan. Botero lo pinta muy bien”, aseveró.

“La obesidad no es buena ni mala, aumenta la susceptibilidad a contraer otras patologías, entre ellas, la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares y algún tipo de cáncer”, enfatizó.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de personas que padecen diabetes mellitus pasó de 108 millones en 1980 a 422 millones en 2014; la prevalencia global en adultos mayores de 18 años aumentó de 4.7 a 8.5%; entre 2000 y 2016 hubo un aumento del 16% de muertes prematuras por diabetes mellitus; la prevalencia de diabetes ha aumentado más en países pobres y medianamente pobres, porque los países desarrollados comen menos azúcar y menos grasas saturadas.

“La infección por SARS-CoV-2 puede producir la aparición de diabetes, así como el virus se puede unir a los receptores en los pulmones y producir una pulmonía, también se puede unir a los receptores ACE 2 y matar a las células beta, si las células beta desaparecen habrá una hiperglucemia”, comentó la doctora Hiriart.

Agregó que “el 98.9% de las personas con COVID-19 deberían establecerse o ser asintomáticos; sin embargo, si la glucosa está alta o muy mal controlada lo más probable es que aumente el riesgo de muerte. “La buena noticia es que un buen control de la glucosa se relaciona con mejores resultados en pacientes infectados con el coronavirus”, concluyó.


Trabajo realizado con el apoyo de: Journalism Emergency Relief Fundhttps://newsinitiative.withgoogle.com/journalism-emergency-relief-fund