Dentro de las medidas políticas clave que propone la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ante el COVID-19, se encuentra el uso de la inteligencia artificial (IA) para luchar contra la pandemia al apoyar los esfuerzos de los responsables de la formulación de políticas públicas, la comunidad médica y la sociedad en general a fin de gestionar cada etapa de la crisis y sus secuelas (detección, prevención, respuesta y recuperación), así como acelerar la investigación.

De acuerdo a los especialistas de la OCDE, actualmente, la inteligencia artificial desempeña un papel clave en cada aspecto de la respuesta ante la crisis por la pandemia del COVID-19: entender las características del virus y acelerar las investigaciones médicas sobre medicamentos y tratamientos; detectar y diagnosticar el virus y prevenir su evolución; asistir en la prevención o la disminución de la propagación del virus mediante la vigilancia y el rastreo de contactos; responder ante la crisis sanitaria a través de información y entrenamientos personalizados; monitorear la recuperación y mejorar las herramientas de detección epidemiológica temprana.

Por ello, exponen, a fin de facilitar el uso de la IA durante la crisis, los encargados de formular políticas públicas deberían promover que se compartan los datos y modelos médicos, moleculares y científicos en plataformas colaborativas, a fin de ayudar a los investigadores a construir herramientas efectivas para la comunidad médica y asegurar que tengan acceso a las capacidades computacionales necesarias.

“Con el propósito de alcanzar el pleno potencial de la IA para combatir la pandemia del COVID-19, los encargados de formular políticas públicas deben garantizar que los sistemas de IA sean confiables y estén en consonancia con los principios de la OCDE: deben respetar los derechos humanos y la privacidad; ser transparentes, explicables, robustos y seguros, y los actores involucrados en su desarrollo y uso deben ser responsables de que su funcionamiento sea acorde a dichos principios”.

La propuesta del organismo internacional considera que las herramientas y técnicas que proporciona la inteligencia artificial pueden ayudar a comprender el funcionamiento virus que causa el COVID-19, para así acelerar la investigación sobre tratamientos al realizar un rápido análisis de grandes volúmenes de datos de investigación.

“Los modelos de aprendizaje profundo (deep learning) pueden ayudar a predecir medicamentos o tratamientos – nuevos o existentes – que podrían usarse para tratar la pandemia de COVID-19. Varias instituciones están utilizando la IA para identificar tratamientos y desarrollar prototipos de vacunas. DeepMind y varias otras organizaciones más han utilizado el aprendizaje profundo para predecir la estructura de proteínas asociadas con el SARS-CoV-2”.

La propuesta considera que IA puede ayudar a detectar, diagnosticar y prevenir la propagación del virus. Han puesto en funcionamiento algoritmos que identifican patrones y anomalías para detectar y predecir la propagación del virus, mientras que los sistemas de reconocimiento de imágenes están acelerando el diagnóstico médico”.

Los sistemas de alerta temprana impulsados por IA pueden ayudar a detectar patrones epidemiológicos mediante la recolección de noticias, contenido en línea y otros canales de información en varios idiomas para proporcionar alertas tempranas, que puedan complementar la vigilancia sindrómica y otras redes de atención médica y flujos de datos (por ejemplo, el Sistema de Alerta Temprana de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la empresa Bluedot).

Además, estas herramientas pueden ayudar a identificar cadenas de transmisión de virus y monitorear impactos económicos más complejos. “En varios casos, las tecnologías de IA han demostrado su potencial para inferir datos epidemiológicos más rápido que los informes tradicionales sobre datos sanitarios. Instituciones como la Universidad Johns Hopkins y la OCDE también han puesto a disposición paneles interactivos que rastrean la propagación del virus a través de noticias en vivo y datos en tiempo real sobre casos confirmados de coronavirus, recuperaciones y muertes”.

“El diagnóstico rápido es clave para limitar el contagio y comprender la propagación de la enfermedad, por ello la IA aplicada a imágenes y cuadros clínicos podría ayudar a diagnosticar rápidamente casos de COVID-19. Se debe prestar atención a la recopilación de datos representativos de toda la población para garantizar escalabilidad y precisión”.

“Varios países están utilizando métodos de vigilancia de la población para monitorear los casos de COVID-19 (por ejemplo, en Corea del Sur los algoritmos utilizan datos de geolocalización, videos de cámaras de vigilancia y registros de tarjetas de crédito para rastrear pacientes con coronavirus). China asigna un nivel de riesgo (código de colores: rojo, amarillo o verde) a cada persona utilizando el software del teléfono celular para indicar su riesgo de contagio. Los motores de búsqueda y las redes sociales también están ayudando a realizar un seguimiento de la enfermedad en tiempo real”.

El documento señala que, la inteligencia artificial también resulta fundamental para luchar contra la desinformación, ya que las redes sociales y los motores de búsqueda están utilizando datos y algoritmos para personalizar contenido y encontrar y eliminar material problemático en sus plataformas; se han desplegado asistentes virtuales y chatbots para apoyar a las organizaciones sanitarias nacionales con herramientas que ayudan a evaluar a las personas dependiendo de los síntomas que presentan.

Se considera que la IA podría terminar desempeñando un papel clave para el entrenamiento y la educación del personal sanitario y el uso de esta herramienta puede ayudar a controlar la crisis económica y la recuperación (por ejemplo, a través de imágenes satelitales, redes sociales y otros datos, como los Informes sobre Movilidad Comunitaria de Google), para aprender de la crisis y crear sistemas de alerta temprana para futuros brotes.

Ante el panorama anterior, la OCDE alienta a los gobiernos a fomentar la cooperación multidisciplinaria y el intercambio de datos entre las múltiples partes interesadas, tanto a nivel nacional como internacional por parte de la comunidad de IA, la comunidad médica, los desarrolladores y los responsables de política pública para formular el problema, identificar datos relevantes y abiertos, compartir herramientas y entrenar modelos computacionales.

También, reconocer que la inteligencia artificial no es un remedio milagroso. Los sistemas basados en el aprendizaje automático funcionan mediante la identificación de patrones en los datos y requieren grandes cantidades de los mismos para encontrar dichos patrones. La calidad de los resultados, por lo tanto, depende de la calidad de los datos con los que los sistemas han sido entrenados.

Otra de las propuestas es asegurar que los sistemas de IA se desarrollen y operen de manera responsable. “Esto es particularmente cierto para las medidas temporales de control y monitoreo de la población, ya que algunos sistemas generan preocupaciones relacionadas al peligro de que los datos personales puedan ser reutilizados de maneras que infrinjan la privacidad y demás derechos de los usuarios”.

Finalmente, los especialistas invitan a desarrollar y mejorar las herramientas de monitoreo impulsadas por IA que permitan la investigación, sin sacrificar la privacidad.

Trabajo realizado con el apoyo de: Journalism Emergency Relief Fundhttps://newsinitiative.withgoogle.com/journalism-emergency-relief-fund