Conforme avanza nuestra edad cronológica nos hacemos más vulnerables al Covid-19 y actualmente atravesamos un periodo de transición acelerado que conduce al envejecimiento poblacional, expresó el Doctor Luis Miguel Gutiérrez Robledo, Director General del Instituto Nacional de Geriatría.

Durante el webinar “COVID-19 y el paciente geriátrico en el consultorio de medicina general”, señaló que en materia de atención primaria hay muchos mensajes clave que se deben tomar en cuenta para atender a un paciente geriátrico con Covid, ya que un sistema de atención primario sólido es el punto central de un sistema nacional de salud que responde.

“Ahora más que nunca tenemos que reconsiderar la importancia de la atención primaria, no solamente en el manejo de esta pandemia, sino también de las condiciones crónicas y de aquellas relacionadas al envejecimiento en general”, aseveró.

Expresó que los tomadores de decisiones deben enfocarse en analizar y mejorar cómo las poblaciones envejecen, en tanto que la tasa de mortalidad por COVID 19 incrementa la edad, no es sólo la edad cronológica la que importa, más bien las condiciones crónicas subyacentes.

Señaló que la enfermedad cardiovascular, cáncer, obesidad y diabetes incrementan la tasa de letalidad y su incidencia aumenta con la edad, por lo cual es importante centrarse en las medidas de salud pública y la investigación que reduce la tasa de envejecimiento biológico es primordial para que la sociedad explote plenamente uno de los mayores avances del siglo pasado: el aumento de la esperanza de vida saludable.

Gutiérrez Robledo comentó que estos esfuerzos también serán cruciales para minimizar los costos de futuras pandemias que ocurrirán en el transcurso de estas largas vidas. 

“La atención primaria a la salud en este contexto de la pandemia puede salvar muchas vidas, ya que es el nivel de atención más justo y equitativo, siendo esencial para lograr una cobertura poblacional eficiente”.

Comentó que actualmente se conocen bien las necesidades de las personas en cada etapa de la vida y se tiene la oportunidad de brindar un seguimiento de largo plazo con una visión también de curso de vida.

Mencionó que en la actualidad en México hay aproximadamente 126 millones de personas, según el censo poblacional del 2019, en donde casi 14 millones de personas son mayores de 60 años representando el 11% de la población nacional.

“Atravesamos un periodo de transición acelerado que conduce al envejecimiento poblacional y que en nuestro país está ocurriendo con mayor celeridad que en otros países”.

El Director General del Instituto Nacional de Geriatría señaló que la carga de la enfermedad es determinante y que se observa en la población mayor de 60 años resulta fundamentalmente de años de vida saludable perdidos.

Dijo que la diabetes, cardiopatía y la enfermedad renal crónica, contribuyen desproporcionadamente a una pérdida de años de vida saludable ocasionando muerte prematura mucho más que por discapacidad, “lo cual quiere decir que tenemos un tremendo espacio de oportunidad para mejorar en el contexto de los objetivos 20-30 en los que estamos tratando de reducir hasta un 30% la mortalidad prematura relacionada con las enfermedades crónicas”.

Comentó que en los últimos meses nos hemos dado cuenta que la Covid-19 afecta desproporcionadamente a las personas mayores, tanto como que el 40 % de las muertes observadas en el mundo entero ha sido de personas mayores que viven en residencias de cuidados.

“Casi la mitad de las muertes a nivel global, más de medio millón de personas, qué es lo que sucede que hace tan vulnerables a las personas conforme envejecen a las consecuencias de esta enfermedad”.

Dijo que la variedad de cambios relacionados con la inmunosenescencia que propician una activación inmune muy desmesurada que contribuye al acelerado deterioro sobre todo en la segunda semana del curso clínico de la enfermedad “y en el fondo esto se observa con mucho mayor probabilidad en personas que tienen una edad biológica mayor que la cronológica”.

Comentó que en términos generales las particularidades que presenta el Covid-19 en personas adultas mayores es que se trata de una enfermedad más grave y más letal, en donde el 69% de personas mayores del mundo viven en países de bajos y medianos ingresos.

Además expresó que existen cuatro puntos de preocupación:

    1. Las personas mayores son las cabezas de familia y cuidadores de nietos, otras personas mayores e hijos con discapacidad.

    2. Residentes de instituciones de cuidados a largo plazo

    3. Sistemas de salud débiles y poco accesibles a personas mayores

    4. Exclusión de personas mayores de las políticas públicas en respuesta a la pandemia.

Dijo que las personas afectadas por Covid-19 tienen mucho mayor posibilidad de requerir atención hospitalaria, así como mayor probabilidad de morir cuando se ven afectados por la enfermedad y en particular cuando por este motivo han sido admitidos en un hospital y más aún a una unidad de terapia intensiva.

Expresó que ya a finales de noviembre no queda duda de que se está enfrentando un segundo pico que será creciente y que difícilmente se habrá resuelto antes de los meses de febrero o marzo del próximo año, lo cual dependerá de la eficiencia de las medidas de mitigación que tanto crezca este segundo pico y que no nos rebase en la capacidad de atención

Dijo que para que esto suceda es clave la operación del nivel de atención primaria que es el primer nivel de contención que puede resolver en buena medida y evitar la necesidad de admitir en un hospital cuando se detecta con oportunidad la presencia del Covid-19 y particularmente cuando se detecta con oportunidad la presencia de hipoxemia, “hemos aprendido que esto es clave y fundamental para mejorar los desenlaces”.

Señaló que actualmente la incidencia en estos días es mucho mayor de lo que fue en el mes de marzo, pero la mortalidad ha caído un 50% con respecto a lo que fue observado en la primera ola, la eficiencia de los servicios, nuestro mayor conocimiento de la enfermedad permiten una respuesta eficiente, oportuna y mejores desenlaces.

Comentó que las estrategias de salud pública que se han puesto en marcha han servido para reducir la transmisión comunitaria, han servido para reducir la aparición de nuevos casos y para reducir la demanda de los servicios de salud y en consecuencia la mortandad.

Sin embargo dijo, ha redundado en una mayor soledad y aislamiento y una importante  reducción en el acceso a los servicios de toda índole, pero a los servicios médicos en particular y es muy probable que el exceso de mortalidad con respecto a la mortalidad observada el año pasado, está muy por encima de las muerte atribuidas al Covid al día de hoy.

“Ocho meses de inactividad física en un octogenario habitualmente físicamente activo, bastan para ponerlo en situación de dependencia, aun siendo sano”, expresó.

Finalmente señaló que todo cuadro de gripe en adultos mayores, por mínimo que sea, debe ser diagnosticado como Covid-19 hasta demostrar lo contrario, por lo cual es importante generar una nueva cultura terapéutica que considere el oxímetro y la oxigenación más que la polifarmacia.

Dijo que actualmente estamos viviendo circunstancias muy difíciles que han contribuido a poner en evidencia la actitud negativa y discriminatoria que prevalece en la sociedad con respecto a las personas mayores, permeando en todos los niveles.

Señaló que la dignidad de una persona no depende de su “utilidad”, en situaciones de escasos recursos las decisiones clínicas siempre serán difíciles, deberán ser guiadas por reflexiones éticas que tomen en cuenta la dignidad de las personas y el principio de justicia.


Trabajo realizado con el apoyo de: Journalism Emergency Relief Fundhttps://newsinitiative.withgoogle.com/journalism-emergency-relief-fund