Gabriel Enrique Luna Ruiz es un cordobés a quien el destino lo llevó al suroeste del país hace algunos años para fundar en 2016 VANTASTIC, una empresa prestadora de servicios turísticos con recorridos en zonas arqueológicas, de naturaleza, playas, cenotes, turismo receptivo, traslados, renta de vehículos, servicios de chofer en los circuitos de Campeche, Tabasco, Chiapas y Quintana Roo.
El 2020 pintaba bien para ser un gran año turístico, refiere. “En el primer trimestre considerábamos que iba a ser un año de gran crecimiento pero llegó el COVID-19 y nos fuimos a pique con todo lo que habíamos ganado en la trayectoria de VANTASTIC. La familia se unió y hemos ido superando la crisis de diferentes formas, cambiamos hábitos, costumbres, nos involucramos en saber cómo enfrentar la enfermedad, realizamos actividades en casa buscando generar flujos de efectivo para atender los temas económicos”.
Además de la crisis económica que se ha generado, por el cierre de actividades, ahora que paulatinamente se ha reactivado el turismo, las afectaciones continúan, indica, “porque las nuevas condiciones requieren que la operación se adapte a protocolos de sanidad para garantizarle al cliente certeza de no contagiarse y eso implica más costos y tiempos adicionales en la logística”.
“Al aumentar estos nuevos elementos como sanitización, cubrebocas, caretas o mascarillas, alcohol, entre otros, mermas la utilidad del negocio o encareces el servicio al subir los precios, y eso afecta radicalmente la reactivación de la industria turística”, asienta.
Entonces sí te afectó en lo económico. ¿Qué has hecho para salir adelante, mientras se dio autorización a la reapertura del negocio turístico?
“Si me afectó completamente. Ahora me dedico a bienes raíces para generar otro ingreso a la economía de la casa y VANTASTIC la ha comenzado a dirigir mi hijo mayor, Josué, quien está estudiando la carrera de turismo en la Universidad Autónoma de Yucatán. Él es ahora el director y han comenzado a realizarse algunos servicios donde yo participo, proporcionando el servicio como chofer, él ahora es ‘mi patrón’ en el ámbito turístico”, comenta.
En el plano familiar, ¿mantienes las mismas medidas que en el trabajo?
“No todas iguales, pero en la mayor parte sí. Nos apegamos a los procedimientos básicos de higiene como lavarse las manos de forma adecuada, al estornudar o toser cubrirnos la boca, hacer uso de algún desinfectante para los artículos que ingresan a la casa, al inicio de la pandemia, habilitamos una área para que al retornar de la calle nos bañáramos antes de ingresar a la casa, entre otras acciones”.
Antes del COVID, ¿alguna vez había ocurrido alguna situación que los pusiera en crisis?
“En la magnitud de la pandemia no. Han sucedido algunos eventos donde el servicio no se puede proporcionar como el cliente lo requiere, como por ejemplo: caminos cerrados por condiciones climatológicas extremas, bloqueos carreteros por conflictos sociales, algún accidente que obliga a buscar otra vía de desplazamiento, pero ninguna que obligue a parar la operación del negocio. Tal vez la afectación ha sido por horas o un día, pero ninguno se compara con la actualidad”.
De ser así, ¿tenían medidas para solventar la situación?
“En los ejemplos que señalé anteriormente sí, teníamos un Plan B con el cual recuperábamos la operación del servicio, tal vez con un atraso o una modificación al itinerario original, con la anuencia del cliente”.
¿Estaban preparados ante una pandemia, como el COVID-19 o cómo tuvieron que enfrentar la situación?
“No, nunca pasó por nuestra cabeza algo de estas dimensiones, siempre planeábamos los servicios considerando estos ‘pequeños inconvenientes’ y afortunadamente la experiencia desarrollada en el día a día nos permitía tener un buen control de nuestros servicios proporcionando calidad al usuario”.
“Al comienzo de la pandemia creímos que no sería tan prolongado el suceso y mantuvimos la organización tal como estaba; con los días transcurriendo y la información fluyendo, con más elementos de veracidad, observamos que no podríamos mantenernos así”.
“Muchos servicios se comenzaron a cancelar de forma directa ya que el cliente no podía viajar. Algunos otros servicios como el de cruceros también se canceló, ya que empresas como Carnival cruise dejaron de proporcionar los viajes con desembarco en puertos marítimos como Progreso, Yucucatán y Mahahual, Quintana Roo. Así que decidimos ajustar la operación y tomar medidas inmediatas y urgentes para evitar más pérdidas económicas”.
¿Qué aconsejas a la sociedad para salir adelante ante la pandemia?
“En cuanto a la salud física, considero que lo más importante es cambiar muchos de los hábitos que nos han ocasionado malestares adicionales como afectaciones pulmonares, cardiacas, o como la diabetes, el consumo desmedido de productos nocivos nos pone en situaciones vulnerables ante cualquier enfermedad, y ahora más”.
“En específico sobre el COVID-19 ser estrictamente apegado a las indicaciones de sanidad, uso del cubrebocas, lavado de manos, sana distancia, desinfectar las cosas que lleguen a nuestro entorno, hacer actividad física deportiva, entender que esto está en nuestro comportamiento… No es un tema de mala suerte o relacionado con un castigo divino”.
“En apoyo a la afectación emocional, lo económico es lo que más nos pone ‘pecho a tierra’ y sin esperanza, así que es necesario reducir el ‘gasto hormiga’ donde el dinero no ayuda a una comunidad cercana, activar la economía local precisamente para que nuestra comunidad se fortalezca, invertir en tangibles que generen rendimiento en sus tres temporalidades, corto, mediano y largo plazo”.
“De cara a nuestro entorno y la naturaleza; sabemos que este virus es producto de un inadecuado consumo de los recursos naturales del mundo, consumir especies que no son apropiadas para el ser humano es una tendencia que debe detenerse, paro así también debe de ser con conciencia, nuestro consumo de alimentos está causando un estrés en el mundo por garantizar alimentos de demanda rápida”.
“Esto justifica los aceleradores en la cadena de suministros alimenticios. Es decir, consumimos más de lo que nuestro cuerpo necesita y del tiempo que la naturaleza puede proporcionar, por esto las grandes empresas de la industria alimenticia exigen a la agricultura, la ganadería, la pesca entre otras que sus productos se ‘maduren rápido’, desperdiciamos y tiramos muchos alimentos y adicionalmente provocamos basura en exceso”, concluye.
Trabajo realizado con el apoyo de: Journalism Emergency Relief Fundhttps://newsinitiative.withgoogle.com/journalism-emergency-relief-fund