Mujer y productora. Cirujano Dentista y empleadora de mujeres. Ejidataria involucrada en su comunidad, Juana Salazar Rodríguez asegura que la pandemia del COVID-19 no ha podido con ella ni con el grupo de mujeres con las que trabaja en Paso Grande en una despulpadora de maracuyá, la fruta exótica que vende en Mérida, Yucatán; Cancún, Quintana Roo y Villahermosa, Tabasco.

“Han sido tiempos muy difíciles. Esta enfermedad nos afectó a todos. Bajó el precio de la maracuyá y de muchos productos agrícolas, pero nosotras estamos de pie, seguimos trabajando, porque 15 familias dependen de nuestro trabajo y producción”, así lo refiere la mujer que desde su primera juventud se ha dedicado a promover el empleo y a trabajar por Paso Grande, la población que la vio nacer en el municipio de Emiliano Zapata.

Egresada de la Facultad de Odontología de la Universidad Veracruzana, Juana Salazar nos cuenta que se dedicó de lleno al campo, cuando terminó su carrera profesional de Cirujano Dentista y al ver la importancia de seguir cultivando la tierra, como lo hicieron sus padres.

“En la comunidad de Paso Grande he ocupado cargos. Fui agente municipal, fui titular de la Junta de Mejoras, fui líder de un grupo de jóvenes. Además soy ejidataria de la comunidad de El Palmar y fui del Consejo de Vigilancia. Desde ahí conocí los problemas de mi comunidad y de toda la región y la necesidad de crear empleos, de impulsar el trabajo del campo”, destaca en la entrevista.

Productora de limón, participa actualmente en la planilla para el Comisariado Ejidal de El Palmar, pero por la pandemia las reuniones de ejidatarios se han aplazado, porque la mayoría de ejidatarios son adultos mayores.

“El campo siempre me ha llamado la atención. Me he dedicado al cultivo de maracuyá. Tengo 6 hectáreas cultivadas y trabajan conmigo un grupo de señoras de la comunidad, quienes me ayudan a despulpar”.

—¿Qué medidas tomaste para protegerlas ante la pandemia del COVID-19?

“Tomamos todas las medidas que nos ha indicado el sector salud. Desde que empezó la enfermedad empezamos a utilizar cubrebocas, tapetes sanitizantes, gel antibacterial”.

“Si alguna de mis trabajadoras se siente mal de inmediato le damos atención médica, para saber si está en riesgo. Nos cuidamos mucho, porque sabemos que del cuidado de nuestra salud depende la de todo el grupo. Afortunadamente no hemos tenido ningún caso de contagio”, expresa.

Juan Salazar Rodríguez acepta que la pandemia del COVID-19 les ha afectado mucho, no solo en la dinámica de trabajo, también porque los precios de esta fruta exótica cayeron en el mercado.

“La maracuyá la llevo al sur del país, a Mérida Yucatán; a Cancún, Quintana Roo y a Villahermosa, Tabasco, sobre todo. También tengo un almacén de refrigeración para guardar el producto, pero sí, la verdad es que no nos esperábamos que cayera tanto el precio”.

Dice que normalmente el kilo lo vendía entre 50 y 60 pesos y ahorita lo están pagando en 30 pesos y algunos han pedido hasta 18 pesos.

—¿A pesar de esta caída del precio has mantenido tu plantilla laboral?

“Ah, sí, yo la sigo manteniendo igual. Desde el principio le dije a las señoras que trabajan conmigo que tuvieran confianza, que nos cuidáramos todos y que trataríamos de seguir igual, sin despedir a nadie y así lo hemos logrado”.

“Además, refiere, en su despulpadora recibe la producción de los pequeños sembradíos de la zona. Yo les estoy comprando. He hecho un gran esfuerzo comercial pero sé que es por el bien de mi comunidad y de los productores de toda la región”.

“La ventaja, que tengo, añade, es que puedo guardar una gran cantidad de producto y lo voy sacando hacia el sur del país poco a poco. Así no permito que se baje el valor, por el contrario, lo vendo cuando mejoran las condiciones del mercado”, asevera.

La odontóloga y trabajadora del campo, dice que de su empresa dependen unas 15 familias “que ahorita por la pandemia también se han visto afectados, porque algunos de sus integrantes perdieron el trabajo o fueron afectados por recortes, pero nosotros aquí estamos firmes”.

“Desde que empezó esto a todos nos dio miedo, pero yo les dije muy claro: miren, tenemos que cuidarnos y seguir trabajando, a nosotros la pandemia no nos va a doblar. Si somos cuidadosas saldremos adelante y así ha sido, por lo que creo que ya estamos del otro lado”, comenta.
Así, respaldando a 15 familias, Juana Salazar Rodríguez seguirá apoyando a su comunidad. Inquieta como siempre ha sido, dice que poco a poco ha venido logrando cosas para el desarrollo del pueblo que la vio nacer.

Así como un día, con un grupo de jóvenes logró construir una cancha para actividades deportivas y mejoras en Paso Grande, hoy busca concretar un proyecto de viviendas ecológicas en el municipio y llevar jornadas de salud para las mujeres, como papanicolau, ultrasonidos, mastografías y colposcopías.

“Conmigo trabajan muchas mujeres y veo sus necesidades, por eso estoy gestionando una jornada de salud para ellas. Además de empoderarlas, de hacerlas independientes económicamente, estoy convencida de que debemos de tener mujeres saludables”.

“Creo en las mujeres, en su valor, en su empoderamiento y estoy dispuesta a seguir luchando por ellas”, refiere contundente la odontóloga.

Además, comenta que Emiliano Zapata tiene muchos problemas que se deben resolver y que no se están atendiendo.

“Somos un municipio con una gran diversidad. Tenemos una gran parte rural, con un gran descuido en el campo y por otro tenemos un desarrollo urbano que cada día es más grande. Esto va a generar muchos problemas que se deben atender”, comenta.

Además de ese crecimiento urbano, no se debe olvidar el tema de la educación, porque en muchas comunidades hacen falta mejores espacios y más calidad en el sistema educativo, sobre todo ahora que los niños tienen que tomar clases en sus casas. “Hay lugares a los que no llega el internet ni la televisión abierta. Ese es un reto para todos, porque solo educando a nuestros niños podremos salir adelante”.

Juana Salazar Rodríguez expresa que desde su trabajo en el campo, desde la odontología y desde las iniciativas ciudadanas que emprenda, seguirá luchando para sacar a más mujeres adelante y aportando para que Paso Grande, El Palmar y todas las comunidades de Emiliano Zapata crezcan y sean mejores. “Si trabajamos unidos, si apoyamos a las mujeres, a las niñas y niños, a los jóvenes, ninguna enfermedad podrá con nosotros, porque somos más grande que el COVID-19”, concluye.

Trabajo realizado con el apoyo de: Journalism Emergency Relief Fundhttps://newsinitiative.withgoogle.com/journalism-emergency-relief-fund