El infectólogo e integrante de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia del Coronavirus de la Universidad Autónoma de México (UNAM), Antonio Macías Hernández, señaló que si se analiza al virus SARS-COV-2, causante de la enfermedad COVID-19, se ve que el genoma de la proteína de espiga, que es con la que se fija a las células del huésped, por fortuna muta muy poco, lo cual crea la esperanza de crear una vacuna eficaz.

Durante la videoconferencia COVID-19: Inmunidad y reinfección, impartida para la Facultad de Medicina de la UNAM, explicó que cuando nuestros cuerpos entran en contacto con el virus SARS-COV-2, para combatirlo se generan linfocitos B y T, mismos que tienden a desaparecer, pero que dejan clonas de memoria. Esto quiere decir que, aunque no se pueda medir, probablemente haya inmunidad.

“Esta enfermedad no es como el sarampión, cuyos anticuerpos permanecen a lo largo del tiempo en las personas. Por algún motivo, como ocurre también con los catarros, los anticuerpos son poco duraderos: en alrededor de 160 días desaparecen en la mayoría de las personas”.

“Esto es un tanto desesperante porque pensaríamos que si no hay anticuerpos, no hay inmunidad, pero al parecer la respuesta de memoria es lo que hace una expansión de las células que quedan ocultas y pueden volver a producir anticuerpos”, especificó el especialista.

Por otra parte, refirió que también existe la inmunidad celular cruzada, lo que significa que hay gente que es inmune a este padecimiento porque han tenido contacto previo con otros coronavirus.

Esto es muy importante porque si se analizaran el nivel de anticuerpos de una población como la Ciudad de México, que ha sido azotada por el virus, encontrarían que no más del 10% de la gente tiene anticuerpos, por lo que parecería que todavía falta un 90% de las personas por contagiarse, pero no se estaría considerando los que tenían anticuerpos y ya desaparecieron y los que pueden tener inmunidad celular cruzada, por lo que en realidad tal vez el 40% de la gente tenga inmunidad, ejemplificó.

Derivado de lo anterior, el especialista consideró que la inmunidad prolongada depende más del tipo de memoria y de la inmunidad celular, que de la seroprevalencia; es decir, el número de anticuerpos que tiene una población, es una pobre indicadora de la inmunidad que hay en la comunidad.

Podemos decir sin temor a equivocarnos que COVID-19 es una enfermedad curable y la reinfección es rara. “Para fines prácticos, quien se cura queda inmune, lo que no sabemos es por cuanto tiempo”.

Antonio Macías dijo que será posible controlar esta enfermedad cuando hay una inmunidad de rebaño o colectiva del 67%, ya sea través de las personas que ya se infectaron, de las que tengan inmunidad cruzada de memoria por otros coronavirus o de las que nos deje una vacuna.

“Hay muchos estudios para desarrollar una vacuna y muy pronto la vamos a tener, pero no hay que confundir tener vacuna con tener vacunación. Probablemente tendremos la vacuna a finales de este año, pero quién la va a adquirir, cómo la vamos a producir, en qué cantidades, qué tan rápido la vamos a poder aplicar y cuál es la cadena de frío que vamos a necesitar para su administración”.

En ese sentido, pidió a las personas ser conscientes de que los efectos de la vacunación seguramente no se van a ver hasta finales de 2021, principios de 2022, por lo que nadie debería estar esperanzado de que vamos a tener inmunidad pronto con una vacuna.

“¿Qué esperamos de una vacuna? Que reduzca el riesgo de que nos infectemos, que reduzca el riesgo de gravedad si nos enfermamos, que reduzca el riesgo de morir y que permita reactivar la economía. Si pensamos en ello, tenemos que deducir que para todo esto ya tenemos el cubrebocas”.

La pretendida sana distancia no funciona, porque hablar fuerte, estornudar, toser, se lanzan partículas más allá de los 7 u 8 metros, pero tenemos el cubrebocas, que ha demostrado reducir los contagios y si lo usáramos masivamente podríamos evitar la enfermedad, concluyó.


Trabajo realizado con el apoyo de: Journalism Emergency Relief Fundhttps://newsinitiative.withgoogle.com/journalism-emergency-relief-fund