De la manera más insospechada el mundo se ha trastocado gracias a la pandemia por COVID-19 y ahora pone al centro de la vida social los valores considerados como femeninos, es decir todo aquello que consideramos poco relevante, no el centro de la vida social y económica, expresó la doctora María José García Oramas, coordinadora del Centro para el Desarrollo Humano e Integral de los Universitarios en la conferencia “El mundo feminizado en los tiempos del COVID-19”.

Señaló que su charla parte de las ciencias humanas, al estudiar los asuntos relacionados con los seres humanos y con las manifestaciones que los seres humanos realizan en la vida como la cultura, el lenguaje o la organización social, “la humanidad está compuesta por seres humanos diferentes, por lo menos dos, hombres y mujeres”. 

“El punto de partida de esta charla es la teoría de género, la cual nace en los años 90’s del siglo pasado. Es una teoría que empieza desde las ciencias humanas y sociales en el campo de la antropología y la etnografía, ya que a partir de ello empezamos a pensar en que las sociedades se construyen de una manera diversa, es decir, que las organizaciones sociales y los grupos sociales hacen construcciones socioculturales diversas y una de ellas es la que tiene que ver en torno a la diferencia sexual entre seres humanos”.

Dijo que si los seres humanos son hombres y mujeres, cómo es que se relacionan, cómo es que se organizan, cómo es que se vive en una cultura diferencia y cómo es que esta diferencia genera identidades, roles, expectativas, normas diferenciadas en torno a quién es hombre y quién es mujer, “entonces a partir de una condición biológica, es que una sociedad genera estas condiciones y esto es lo que estudia la teoría de género”.

Comentó que la pandemia por COVID-19 ha ocasionado la reconfiguración en las relaciones humanas, particularmente en las relaciones de género entre hombre y mujer, “a raíz de la crisis política, económica, de salud y no sabemos si va a hacer una crisis civilizatoria derivada de la pandemia, es decir, es una situación que va a trastocar la vida social en su conjunto”.

“El argumento de esta charla es que durante siglos la sociedad se ha configurado a partir de una estructura de dominación masculina, es decir, que todo aquello que está asociado a ser hombre y por tanto a la masculinidad es lo que vale, lo que importa, pero tiene una crisis”.

Dijo que con la pandemia llegó una contingencia, una crisis, un cambio desde un lugar que nadie imaginaba, “ni los videntes, ni los estudiosos, ni los científicos imaginaron que íbamos a ver trastocada nuestra vida social de una manera tan importante derivado de una situación sanitaria, derivado de un virus, esto que nadie imaginó es lo que estamos viviendo y las ciencias humanas se construyen a partir de la realidad, la realidad es la que nos plantea las preguntas y la pregunta es ¿cómo está cambiando nuestro mundo, cómo se están reconfigurando las relaciones humanas sobre todo en relación a hombres y mujeres?”.

La ponencia, transmitida a través del programa “Tardes de Ciencia” y organizado por la Universidad Veracruzana en conjunto con la Academia Mexicana de las Ciencias, la doctora María José García Oramas argumentó a partir de tres aspectos fundamentales, con los cuales considera se está reconfigurando el mundo en el que vivimos:

a) La relevancia de los trabajos de cuidados y de reproducción del vivir para el desarrollo humano.

b) La impostergable necesidad de visibilizar y reconocer la dimensión y complejidad del fenómeno de la violencia de género para su erradicación.

c) La concientización social sobre la importancia de la salud, el autocuidado y el manejo de las emociones en la vida cotidiana.

Dijo que cuidar tiene una amplia gama de posibilidades, ya que se cuidan a los menores, a los mayores, a los enfermos, a las parejas, a los amigos, se cuidan a las personas que queremos a nuestros compañeros, es decir, cuidar, cuidarse es todo un tema importante en la vida social y en la pandemia esto se hace fundamental, “cuidarse uno mismo, una misma y cuidar al otro, eso hace que nuestras conductas, actividades y todo lo que pensamos cambian en tiempo de pandemia”.

Señaló que conforme las personas lo vayan comprendiendo, esto pone al centro de la vida personal y colectiva el cuidarse, a nivel personal, “pero a nivel social tenemos a los cuidadores y al personal de salud de primera línea que los hemos llamado los famosos nuevos héroes, que en realidad no son héroes, sino que son personas que nos están garantizando la salud, entonces todas esas personas que no parecían ser héroes, que no parecían ser tan relevantes de repente de repente lo son y hacen evidente la importancia de su trabajo y la las condiciones en que lo hacen”.

Señaló que esto se contrapone a lo que era antes de la pandemia, “antes de la pandemia cuidarse era una palabra que pasaba de un oído al otro sin tomarse muy en serio en la vida, lo importante era competir”.

“No pudo competir porque no hay condiciones para la competencia aunque se nos siga demandando”, expresó.

Además señaló que también era importante el éxito individual, “no importa el otro, el otro es un adversario o alguien que está compitiendo conmigo pero no un colega alguien que tengo que cuidar y me va cuidar también a mí”.

También señaló que para la sociedad era importante el consumo indiscriminado, “el mercado y la economía están totalmente paralizados porque no hay esta velocidad en el consumo y no hay la forma de consumo que teníamos antes y mientras los consumidores nos estamos dando cuenta que no era tan importante consumir tanto”.

Señaló que las organizaciones sociales que tenemos dividen el tiempo y espacio en fronteras sexualizadas que ubican a las mujeres en un tiempo y un espacio y a los hombres en otro tiempo y espacio.

“Eso tiene que ver con la división sexual del trabajo y durante mucho tiempo se ha reconocido como una de las principales razones de la desigualdad entre hombres y mujeres, ya que el trabajo está dividido en dos, el productivo es aquel que se hace en el espacio público, que es remunerado, contabilizado, visibilizado y el reproductivo es aquel que se realiza al interior del hogar, que se trata de aquel trabajo no remunerado, limitado, invisibilizado”. 

Señaló que el 80 por ciento de los trabajos reproductivos y domésticos lo hacen las mujeres, es decir en horas están contabilizadas por lo menos 4 veces más de tiempo de los varones para estos trabajos.

Sin embargo señaló que actualmente hay muchos hogares en los cuales hay una configuración diferente de los trabajos reproductivos “considero que hay una participación diferente de hombres y mujeres en estos trabajos”.

“Yo creo que y quiero creerlo así, que eso implica que va haber una valoración distinta de la feminidad, va a haber una valoración distinta del trabajo reproductivo, porque hoy en día a todo mundo le queda clarísimo cuán ilimitado es el trabajo, nunca se acaba”.

Por otra parte, García Oramas señaló que actualmente estamos frente a nuevos repuntes de violencia de género en sus distintas manifestaciones, “repuntes en términos de la violencia doméstica, al interior de los hogares y no terminan de acabarse la violencia contra las mujeres en los espacios públicos”.

“Hay que entender que así como hay que valorar que el trabajo doméstico es pesado, difícil y que cuenta e importa, también hay que valorar qué confinadas han estado las mujeres durante siglos en sus hogares, que para muchas no es novedad tener que quedarse en casa”.

Recordó que hay sociedades en donde una mujer fuera del hogar no solo es mal vista si no que se expone a la violencia, porque requiere estar guardada, vigilada, por la tutela de un varón, lo cual puede adquirir una forma micro y macro machismos.

Señaló que actualmente la violencia tiene que ver con el confinamiento de las mujeres y paradójicamente mientras se les pide que estén confinadas en el hogar, el hogar ha sido un espacio totalmente peligroso para ellas.

“Tenemos que erradicar la violencia contra las mujeres ya que se trata de un fenómeno global, multifactorial y que incluye múltiples dimensiones de análisis teniendo como forma de expresión más brutal el feminicidio, por lo que resulta impostergable desarrollar políticas públicas eficientes y eficaces para su erradicación”, expresó.

García Oramas recordó la importancia del movimiento feminista en América Latina conocido como el feminismo resurgente que parte del 2014 por múltiples manifestaciones y que en Xalapa se presentó su última por organizada por la agrupación Marea Verde el pasado lunes 28 de septiembre, quienes se manifestaron a favor de los derechos reproductivos de las mujeres para decidir sobre tener hijos o no.

Además dijo que no es nada gratis que el pasado 8 de marzo se realizara la huelga mundial de mujeres y el 9 de marzo en México, convocado por Las Brujas del Mar Veracruzanas, se llama a una huelga generalizada de las mujeres de forma voluntaria realizarán un confinamiento que permitiera mostrar la importancia de sus actividades.

“Quién nos iba a decir que el 23 de marzo estaríamos todo el mundo confinado en nuestras casas, no voluntariamente pero no es gratuito que esa fuera la última manifestación social de gran envergadura, el 9 de marzo cuando las mujeres dicen, no salimos, no trabajamos hacemos huelga para que vean que nuestro trabajo importa, que nosotras contamos”.

La licenciada en psicología social y maestra en estudios de género expresó que  para muchas personas el confinamiento es un tiempo perdido o una pasar en la vida, sin embargo dijo “es un tiempo de tránsito, no podemos seguir pensando eso, me parece que este virus ha trastocado nuestra vida y no puede representar para nosotros un periodo de pérdida sino de aprendizaje”.

“Es tiempo de ver hacia afuera, pero también es tiempo de ver hacia dentro, de ver qué es lo importante, equilibrar, repensarnos, es un buen momento para eso, pero la vida emocional es muy importante e implica  experimentar todo un espectro de emociones que como no experimentamos como seres humanos, todo el espectro de emociones que implica la vida como el dolor, la angustia, la desesperación, el vacío, la incertidumbre, la gratitud, la fragilidad, la alegría, la tristeza.

“Es importante atrevernos a explorar la gama de emociones que como seres humanos podemos experimentar. Las emociones lejos de ser rasgos de debilidad, son fuente de riqueza interna, que nos permite desarrollarnos como seres humanos enfrentando la fragilidad y el miedo colectivo que el virus también nos ha contagiado de manera exponencial”.

Dijo que debemos afrontar la vida con salud mental, lo cual tiene que ver con la imaginación, con la posibilidad de crear nuevas formas de relacionarnos, “es un tiempo para la creatividad, apelar a la capacidad de resistencia y resiliencia, es decir la capacidad de mantenerse íntegro frente a una adversidad y el apoyo mutuo y la solidaridad con las personas que van a sufrir las peores consecuencias de la crisis, dadas sus condiciones de clase, etnia y discapacidad”. 

Señaló que estos tiempos de pandemia son tiempos de comunitarismo, de un encuentro social en la distancia física, de sororidad y de respuestas humanas más creativas, “es una oportunidad de crear sociedades más humanas y que las diferencias se conviertan en fuente de riqueza y diversidad cultural”.

Dijo que es importante reconocer que la pandemia pone al centro muchas de las cosas que las mujeres viven y piensan relativas a la feminidad las cuales son tan importantes y reconfiguran la vida social.


Trabajo realizado con el apoyo de: Journalism Emergency Relief Fundhttps://newsinitiative.withgoogle.com/journalism-emergency-relief-fund