El cierre temporal de los espacios de culto y el confinamiento de las personas debido al número creciente de contagios de COVID-19 obligó a una gran parte de la población a transitar en las prácticas religiosas del ámbito presencial al virtual, así lo revela la Encuesta sobre Coronavirus, Bienestar y Religiosidad (COBIRE 2020) publicada por el Colegio de la Frontera Norte.
“La encuesta COBIRE permite observar que este tránsito se realiza particularmente hacia el uso de redes sociodigitales, dejando en una segunda posición a plataformas de comunicación -como Zoom o skype- que pasan a ser otra vía nada desdeñable para la práctica religiosa”.
“En un distante tercer lugar, queda el uso de la televisión para la realización de actividades religiosas”, indica el documento de estudio elaborado por Nahayeilli JuaÌrez Huet (CIESAS Peninsular), Rosario RamiÌrez Morales (CIESAS Occidente), Olga Olivas HernaÌndez (El Colef) y Olga Odgers Ortiz (El Colef).
La encuesta, que puede consultarse íntegra en el link https://www.colef.mx/estudiosdeelcolef/encuesta-sobre-coronavirus-bienestar-y-religiosidad-cobire-2020/ asegura que la población encuestada realizaba, desde antes del inicio de la contingencia sanitaria, diversas actividades de orientación religiosas tradicionalmente asociadas, por una parte, al catolicismo (misas, sermones, tener un altar), pero también reportan actividades asociadas a nuevas corrientes religiosas/espirituales, como la meditación o el yoga.
“Esta distribución es consistente con el perfil identificado entre quienes respondieron el cuestionario, confirmando una mayor realización de actividades no religiosas por quienes han alcanzado un mayor nivel de escolaridad, pero además confirma que la no adscripción a una religión específica puede acompañarse de la realización de prácticas espirituales diversas”.
“Destaca que son precisamente las prácticas religiosas/espirituales no tradicionales las que se incrementan con el inicio de la Jornada Nacional de Sana Distancia, junto con otras prácticas de cuidado personal”.
Un elemento relevante observado dentro de la encuesta fue la realización de prácticas religiosas en el ámbito familiar, más que en lo íntimo o personal, siendo previsible que estas últimas se incrementaran por las medidas de
confinamiento.
“Será interesante observar si ante la reapertura progresiva de los lugares de culto, las actividades realizadas en familia ceden el espacio a las que se realizan con la comunidad de la iglesia o templo o los compañeros de práctica, o si prevalece la importancia de la práctica religiosa/espiritual en familia”, indica el documento.
“Sin olvidar que es solo una porción de los encuestados quienes realizan prácticas religiosas/espirituales, conviene recordar que entre los beneficios que reportan obtener de ellas, destaca el bienestar, la relajación y la paz interior”, añade el estudio.
Así, el grupo poblacional representado en esta encuesta, aun declarándose mayoritariamente católico, parece representar bien una tendencia de búsqueda de bienestar, armonía y búsqueda de plenitud en estas actividades. Para ello, se articulan los recursos que aporta la ciencia, con algunas prácticas, tanto religiosas como espirituales”.
Los investigadores aclaran que “la población encuestada no es representativa de la población mexicana en su conjunto. Por ello, más adelante se procederá al trabajo más fino de los resultados obtenidos por COBIRE; por una parte, mediante un análisis post estratificado que pueda reflejar mejor a la población en su conjunto, y por otra parte, al análisis específico de la población femenina con estudios de profesionales, para la que esta encuesta ofrece información de gran valor”.
“Asimismo, será interesante contrastar los resultados obtenidos en México, con los encontrados por otros investigadores que han aplicado encuestas semejantes en otros países de América Latina”.
“La encuesta COBIRE respondió al reto metodológico de indagar, de manera inmediata y empleando únicamente los medios digitales que permitían las normas de sana distancia, la forma en que las prácticas religiosas y/o espirituales estaban siendo movilizadas por los individuos como recursos ante los sentimientos y emociones provocados por la contingencia sanitaria”, exponen.
La ciencia y los sentimientos de incertidumbre
En la Encuesta COBIRE 2020 se observa “una importante orientación hacia sistemas interpretativos basados en la ciencia (por ejemplo, en la percepción sobre origen de la pandemia), que convive con la realización de diversas actividades de tipo religioso o espiritual”.
El universo de encuestados —entre el 24 de abril y 31 de mayo de 2020— forma parte de una población que prefiere los medios digitales para informarse, pero atribuye una mayor autoridad a la palabra de autoridades de gobierno y científicas, desestimando tanto los discursos emanados de las autoridades religiosas, como los provenientes de youtubers o influencers.
En concordancia, la casi totalidad de quienes respondieron consideran que el COVID es una enfermedad provocada por un virus y no se adhieren a explicaciones religiosas sobre el origen de la pandemia, pero no por ello quedan excluidas algunas interpretaciones holísticas o de búsqueda de un equilibrio con la naturaleza, que se reflejan en expresiones como “el ser humano es el verdadero virus” (44.5%) o “es un mecanismo de la naturaleza para equilibrar las cosas” (33.4%).
“La visión científica del COVID también coexiste con explicaciones de tipo conspirativo, mostrando nuevamente que el grupo encuestado abreva de orientaciones diversas y rige su pensar y actuar entrelazando diversos sistemas explicativos”.
La encuesta, que fue diseñada para ser difundida exclusivamente vía web y se elaboró a través de la plataforma Google Forms, utilizándose diversas vías de difusión, entre ellas las redes y contactos de la Red de Investigadores del Fenómeno Religioso en México (RIFREM), algunas redes institucionales, las redes sociodigitales personales de las coordinadoras, de amigos, conocidos, familiares, informantes y colegas, y a través de WhatsApp entre conocidos, informantes, grupos, etcétera.
“Como era previsible, indica el estudio, la encuesta permite constatar que la contingencia sanitaria produce sentimientos de incertidumbre, preocupación o ansiedad, que con seguridad deterioran el bienestar de las personas, pero interesantemente, también suscita esperanza y optimismo”.
“Ahora bien, resulta interesante observar que estas emociones y sentimientos no necesariamente orientan a las personas a buscar protección en el ámbito de las creencias religiosas, encontrando el sentimiento de estar a salvo en el cumplimiento de las recomendaciones emitidas por especialistas”.
La encuesta tuvo un alcance internacional, obteniéndose un total de 3,351 respuestas entre personas mexicanas y extranjeras residentes en México y personas nacidas y residentes en diversos países, principalmente de América Latina, explican.
“Sin embargo, los datos que aquí se exponen abordan solamente la sección que corresponde a la población nacida y residente en México; es decir un total de 3,093 respuestas”.
En el grado de escolaridad, el 52.9% de los encuestados tiene grado de licenciatura; el 32.6% de posgrado; el 8.5% de preparatoria; el 4.4% de Técnica y el 1.4 de Secundaria.
Respecto a la pertenencia religiosa, el 44.7% se denomina católico; el 22.7% sin religión; el 17.9 “espiritual”, sin afiliación religiosa; el 3.9% otras iglesias cristianas o evangélicas; el 2.5 protestante y el 8.3 de “otras” denominaciones.
Añaden los investigadores que una de sus inquietudes giró en torno a cuáles son los medios, las fuentes y las emociones que genera la circulación de información sobre el COVID-19 en los encuestados.
“Con respecto a los medios por los cuales las y los encuestados obtenían información general sobre el estado de la pandemia, tenemos que los periódicos y las revistas en línea son los más recurridos (23%), seguidos por Facebook y los noticieros en televisión, con 19.4% y 17.3% respectivamente”.
“Vemos también que redes sociodigitales como Twitter, WhatsApp e Instagram (este último en menor medida), así como plataformas de streaming como YouTube fueron también fuentes de información recurrentes durante los periodos de confinamiento voluntario”.
Así, el 79.0% prefiere como fuente de información a los gobiernos federal o estatal; el 58.5% a científicos o académicos; el 56.9% a las autoridades sanitarias; el 21.0% a periodistas; el 15.8 a periodistas independientes; el 15.2% a familiares y amigos; el 11.1% a líderes de opinión; el 1.9% a Youtubers y el 0.0% a líderes espirituales.
Entre los sentimientos que genera la pandemia del COVID-19, la “incertidumbre” registró un 28.2% entre los encuestados; la “preocupación” un 24.2%; la “esperanza” un 22.9% y la “impotencia” un 22.8%.
Otros sentimientos son expectación, optimismo, estrés, ansiedad, tristeza, enojo, desmotivación, miedo, soledad, entusiasmo y desinterés.
“Como puede observarse, indican los investigadores, si bien la preocupación y la incertidumbre encabezan la lista en ambas gráficas, la esperanza ocupa el tercer lugar. El optimismo ocupa una quinta posición en la tabla de promedios, y una sexta en el porcentaje de puntaje 5. Esto confirma que los sentimientos asociados al periodo de confinamiento no son solo aquellos que reflejan una pérdida de bienestar, dando paso también con fuerza a sentimientos asociados al bienestar”.
Trabajo realizado con el apoyo de: Journalism Emergency Relief Fundhttps://newsinitiative.withgoogle.com/journalism-emergency-relief-fund