Con sana distancia, sin interacción social en el lobby, con protocolos estrictos de limpieza de manos y calzado, sin intermedio, con cubrebocas, sin aire acondicionado, sin programa de mano y con personal que te recibía con un termómetro digital infrarrojo para colocarlo en tu frente, cuello o brazo, así regresó la Orquesta Sinfónica de Xalapa a sus conciertos presenciales.
En la emblemática Sala Tlaqná, ubicada en el Campus para la Cultura, las Artes y el Deporte, de Xalapa, poco más de 200 personas se ubicaron a dos asientos de distancia cada una, para disfrutar el Tercer concierto de la Segunda Temporada 2020 con obras de Igor Stravinsky y Aaron Copland, en una ciudad que ocupa el segundo lugar estatal en contagios de COVID-19 con 2 mil 253 casos confirmados, 277 defunciones y 649 sospechosos.
“Hoy festejamos el regreso de ustedes nuestro querido público, con nosotros la Orquesta Sinfónica de Xalapa. Es una gran emoción. Fue una pena estar separados todo esto tiempo. ¡Estamos de nuevo juntos! Vamos a compartir nuestras emociones a través de la música”, dijo el director titular, Martin Label, mientras la rectora, Sara Ladrón de Guevara, a través de su cuenta de Twitter escribía: “Feliz de regresar a Tlaqná esta noche al concierto Stravinsky- Copland, de la @OSXUV”.
El pianista y violonchelista francés ya había señalado, a través de un video que circuló por redes sociales, que este regreso con público de la Orquesta Sinfónica significaba un reto para todos, por la sana distancia, por la organización para otorgar la mayor seguridad a todos los asistentes.
El Centro Cultural Tlaqná, con una capacidad para mil 200 personas, abarrotada en muchas ocasiones, este viernes estuvo limitada a 240, es decir solo al 26 por ciento de su capacidad, nos dijo uno de los organizadores.
“La Orquesta Sinfónica de Xalapa no fue creada para tocar sin público. Tlaqná es un lugar muy seguro”, enfatizó Martin Label, al recordar los conciertos virtuales que la OSX ha mantenido desde que se suspendieron las actividades presenciales por la pandemia del COVID-19.
LA MÚSICA, IMPORTANTE PARA LA VIDA
Entrevistada a su llegada al recinto cultural, la rectora Sara Ladrón de Guevara se mostró muy contenta por el regreso de las actividades culturales presenciales de la Orquesta Sinfónica de Xalapa.
“Hay que decir que la Universidad Veracruzana, la Dirección de Difusión Cultural y los grupos artísticos han hecho esfuerzos extraordinarios y han mantenido actividades que hemos recibido en casa, pero de alguna manera extrañamos la música viva y nos da muchísimo gusto que la Orquesta Sinfónica de Xalapa, con todos los protocolos de salud nos permita regresar a Tlaqná”, indicó.
Dijo que la Máxima Casa de Estudios ha estado atenta a las disposiciones de las autoridades de salud. “El Subsecretario de Salud del Gobierno Federal ya anunció semáforo amarillo para la próxima semana en Veracruz y estaremos a la espera del semáforo por municipios por parte de las autoridades estatales, para establecer los protocolos del funcionamiento de la Universidad el próximo lunes”.
Comentó que ha pasado este confinamiento por el COVID-19 trabajando en casa, con muchas videoconferencias, manteniéndose en comunicación con todos los sectores universitarios, para lograr que la UV siga su marcha.
Reconoció que una parte de su vida laboral y de entretenimiento ha pasado en estos meses “en pantalla” y comentó que la música es importante para la vida. “Para mi es importante y creo que para toda la audiencia que está habituada a nuestra querida Orquesta Sinfónica de Xalapa”, aseveró.
LA OSX, EL REGRESO DE UN MAL SUEÑO
Santiago Dorantes Messeguer comentó que regresar a la Sala Tlaqná con la Orquesta Sinfónica de Xalapa “es como regresar de un mal sueño, de un mal viaje. Para mí es entretenimiento, me divierto mucho de venir a escuchar la Orquesta. Me siento muy muy feliz de volver a estar aquí con todos los maestros”.
Estudiante de bachillerato, dijo que, durante estos meses de prolongada cuarentena, ha pasado su vida estudiantil “en línea” y adaptándose a toda esta nueva normalidad.
TLAQNÁ, LUGAR SEGURO
A su vez, Mauricio García Velásquez, director de Desarrollo de la Fundación de la Universidad Veracruzana, quien es la operadora de la sala Tlaqná, dijo que la Universidad decidió el regreso a los conciertos presenciales, siguiendo todos los protocolos de desinfección.
“Nosotros nos dedicamos a desarrollar el protocolo de seguridad sanitaria que va dirigido tanto a los trabajadores que están dentro de Tlaqná como a aquellos que nos visitan”.
“Así, se ha permitido que la Orquesta tenga ensayos con grupos muy pequeños, porque estamos todavía en semáforo naranja, porque la epidemia está activa, pero el semáforo nos permite tener un porcentaje más o menos del 30 por ciento”.
Añadió que los conciertos que se tendrán de aquí hasta diciembre los propone la Orquesta Sinfónica con grupos que son pequeños, pueden ser tríos, pueden ser dúos, pueden ser octetos, “no es toda la Orquesta, pero ya es posible hacerlos en vivo y sobre todo los viernes de concierto que son tradicionales en Xalapa”.
“Tlaqná se preparó muy bien para esto; tenemos todas las medidas de promoción a la salud, de higiene y sanitización tanto de los espacios interiores como de los exteriores, desde la taquilla para que la gente conserve la sana distancia cuando viene a comprar los boletos, como para entrar a la sala también con sana distancia”.
“Todas las personas deben pasar por un filtro sanitario en donde se desinfectan sus manos, se les desinfectan sus pies y por supuesto se les toma la temperatura. Las personas que por alguna causa presentaran una temperatura que no fuera la correcta, se les invita a que no entren, porque puede ser uno de los síntomas, además se les pregunta si presentan algún síntoma o lo han presentado y después de eso ya pueden entrar directo a la sala”.
“Estamos organizando toda la actividad para que se entienda que no es un concierto como los de antes, no es para socializar, es para disfrutar de la música y disfrutar de nuestra orquesta, entonces la gente entra derechito hacia la sala para tomar su asiento”.
“Estamos más o menos al 26 por ciento propiamente de la sala; es decir, de mil 200 lugares, únicamente tenemos disponibles 240 y siempre respetando la sana distancia. ¿Qué significa esto?, qué yo voy a ocupar una butaca, pero dos butacas a mi derecha y dos butacas a mi izquierda y toda la fila de enfrente y toda la fila de atrás están vacías, es decir la gente no se puede sentar junto a otra, por lo menos no en esta fase, hasta que estemos en un semáforo distinto y que permitan entonces podríamos ir ampliando o escalando la capacidad de acuerdo al semáforo, como tal y siempre en coordinación con las autoridades sanitarias y la misma Universidad Veracruzana”.
“Le pedimos que la gente acuda con cubrebocas. Todo el tiempo debe permanecer dentro de la sala con cubrebocas, no se lo pueden quitar, y sobre todo que atiendan a las llamadas que el personal les pueda decir respecto a lo que pueden hacer y sobre todo mantener su sana distancia, eso es bien importante, en eventos como estos cada persona debe cuidar la sana distancia de las personas sobre todo al ingreso y a la salida”.
MÚSICA, DESCANSO AL ALMA
Mauricio García comenta que regresar a escuchar en vivo a la Orquesta Sinfónica de Xalapa “es un descanso al alma, es un descanso a los oídos, es un descanso a todo porque podemos escuchar algo que hace siete meses no escuchábamos”.
“Sin embargo, sí se hace una invitación para que los grupos que son considerados vulnerables o las personas que pertenecen a un grupo determinado como vulnerable permanezcan en casa, porque permaneciendo en casa al final de cuentas se disminuye enormemente el riesgo”.
“Pueden disfrutar de los conciertos de la Orquesta que son transmitidos por Radio UV, por tele UV y por supuesto también por el Facebook de la Orquesta Sinfónica de Xalapa sin arriesgarse. Todos serán siempre bien recibidos aquí, pero ante todo primero debemos pensar en la salud”, asevera.
STRAVINSKY Y COPLAND
En esta Segunda Temporada 2020, la Orquesta Sinfónica de Xalapa presentó Dumbarton Oaks, un Concierto para orquesta de cámara de doce minutos y Appalachian Spring, una Suite para 13 instrumentos de 21 minutos.
El público disfrutó estas interpretaciones de más de media hora con una gran emoción y aplausos.
Dumbarton Oaks (1938) de Igor Stravinsky (1882-1971) es un obra que abreva –según declaraciones del propio Stravinsky– de los conciertos de Brandenburgo, que le sirven de modelo lejano formal para plasmar su propia sonoridad y estilo, etiquetada posteriormente como “periodo medio” del compositor, una etapa “neoclasicista” donde el ruso produjo una serie de piezas profundamente marcadas por su exquisita personalidad estilística, se lee en el programa digital que en esta ocasión no fue entregado en mano.
“La influencia de Bach en Stravinsky no es atípica, la pasión del ruso por la perfecta y monumental creatividad del alemán se dibujan en algunas declaraciones de Stravinsky: ‘Toqué a Bach muy regularmente durante la composición del Concierto y me atrajeron mucho los Conciertos de Brandenburgo”, expone el texto explicativo de Axel Juárez.
A su vez, añade el especialista, Aaron Copland (1900-1990) fue un compositor estadunidense, reconocido por su gran interés en la música americana (no solo la de su país) y en la exploración de sus formas. Nacido en Brooklyn, Nueva York, hijo de inmigrantes judíos lituanos, aprendió a tocar el piano a los trece años.
En 1944, Copland recibió el encargo por parte de la genial coreógrafa Martha Graham de componer un ballet. Así nació Appalachian Spring (1944).
“Tanto Stravinsky como Copland son dignos representantes de lo más granado del modernismo musical. Maestros que reivindican y nos acercan a ese misterioso mundo de lo atonal, de lo modernista, del conflicto con la tonalidad como centro mismo de la música. Nos brindan la oportunidad de apreciar un lenguaje diferente de expresión, heredero de una de las etapas más convulsas de nuestra historia contemporánea”, indica Axel Juárez al explicar la importancia de estos autores en el concierto con el que la Orquesta Sinfónica de Xalapa regresó a la Sala Tlaqná a los conciertos presenciales en este año de la gran pandemia del COVID-19.