“Los pobres ya se quedaron”, la frase viralizada en redes sociales del profesor Jorge Santijeral, del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) de México, en una discusión con un alumno que le expuso que su webcam estaba rota y que había familias que no podían costearse una, fue confirmada por un estudio elaborado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Como se recordará, el profesor fue grabado en un diálogo, en una sesión de Google Meet. —“Está descompuesta mi cámara, está totalmente rota, no puedo sacar mi video”. —“Entonces, ¿qué sentido tiene que tomen clases si no pueden tener los elementos?”, contestó Jorge Santijeral. —“Eso es muy poco considerando que muchos compañeros no tienen acceso a sus cámaras, muchas familias no pueden costearse ni siquiera una webcam”, dijo el alumno. —“Ese rollo sale sobrando, los pobres ya se quedaron”, contestó el académico.
El cierre de escuelas, combinado con el encierro y la crisis económica traerán efectos negativos para el desarrollo presente y futuro de los niños y pueden ampliar aún más las brechas que existían antes de la pandemia, así lo revela el informe “COVID-19 y educación primaria y secundaria: repercusiones de la crisis e implicaciones de política pública para América Latina y el Caribe”, elaborado por la UNICEF y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Las medidas adoptadas por los gobiernos han significado el cierre de múltiples actividades económicas, la pérdida de empleo y de generación de ingresos de millones de familias. Para el caso de América Latina y el Caribe, la CEPAL estima un aumento en la tasa de pobreza de, al menos, 14.5%, lo que representa 28.7 millones de personas más en condición de pobreza, expone la oficina de prensa de la ONU al desglosar el documento.
La pérdida abrupta de ingresos en los hogares generará presión para que niños, particularmente los adolescentes, abandonen sus estudios no sólo por los gastos que implica estudiar, sino por la necesidad de generar ingresos en el hogar. CEPAL y OIT estima que entre 100 mil y 300 mil niños y adolescentes de la región ingresarían al mercado laboral como como consecuencia de la pandemia, dejando de lado su formación, indica el estudio que puede leerse íntegro en el siguiente link: https://www.latinamerica.undp.org/content/rblac/es/home/library/crisis_prevention_and_recovery/covid-19-y-educacion-primaria-y-secundaria–repercusiones-de-la-.html
El estudio, elaborado por Sandra García Jaramillo, profesora asociada de la Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo de la Universidad de los Andes, indica que “la crisis sanitaria ha representado un choque triple para los niños, niñas y adolescentes: el cierre prolongado de escuelas, el encierro por las medidas de confinamiento y la pérdida de seguridad económica en los hogares”.
“Este choque triple tiene repercusiones en el corto y largo plazo, que comprometen el desarrollo de toda una generación. Si bien los gobiernos de la región han puesto en marcha estrategias de educación a distancia que buscan mantener cierta continuidad en el aprendizaje y bienestar de los niños y adolescentes, estas soluciones han llegado de manera desigual y pueden agudizar aún más las brechas educativas que existían en la región antes de la pandemia”.
En la introducción a la serie, Luis F. Lopez-Calva, el director regional para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas, expone que “la pandemia del COVID-19 es uno de los desafíos más serios que ha enfrentado la humanidad en tiempos recientes”.
“Enfrentamos una crisis que exige respuestas no convencionales. Nos preocupa el efecto nivel: el impacto de la crisis sobre el tamaño de las economías y su capacidad para recuperar el crecimiento tras el choque. Pero nos preocupa igualmente su impacto distributivo”.
“La crisis interactúa con la heterogeneidad preexistente en tenencia de activos, capacidad de generación de ingresos, condiciones de trabajo, acceso a servicios públicos y muchos otros aspectos que hacen que algunos individuos y hogares sean particularmente vulnerables a una parálisis de la economía como ésta”.
“Las personas que dependen de los mercados informales, los micro y pequeños empresarios, las mujeres en situación de empleo precario, los grupos históricamente excluidos, como los pueblos indígenas y los afrodescendientes, deben estar al centro de la respuesta de política”.
El funcionario de la ONU recuerda a Ben Bernanke, exgobernador de la Reserva Federal de los Estados Unidos, quien en su libro El valor de actuar señala que “durante las crisis las personas se distinguen entre quiénes actúan y quiénes temen actuar”.
“Esperamos que estos documentos de política contribuyan al debate público con la entrega de propuestas oportunas y sólidas para apoyar a todos aquellos que están tomando decisiones con el fin de proteger a los más vulnerables de nuestra región”.
El reto en educación prescolar, primaria y secundaria
UNICEF y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) explican que el presente documento presenta un diagnóstico general de la situación en educación prescolar, primaria y secundaria en la región, las implicaciones de la crisis del COVID-19 para los niños en edad escolar y las estrategias que se deben considerar hacia adelante para enfrentar y superar la crisis.
El resto del documento se organiza de la siguiente manera: la sección a continuación describe las brechas educativas antes de la pandemia, la sección tres resume los impactos potenciales de la crisis en los estudiantes y sus familias, así como en los docentes y sistemas educativos. Luego, la cuarta sección resume las medidas de emergencia que han tomado los gobiernos de ALC para asegurar la continuidad de la educación. Finalmente, la última sección presenta una hoja de ruta que señala las acciones de política más relevantes que deben tener en cuenta los gobiernos para asegurar la prestación del servicio educativo, prevenir la ampliación de brechas en el aprendizaje y construir hacia adelante un sistema que promueva el desarrollo del máximo potencial de todos los niños y jóvenes.
Al hablar de las “Brechas en disponibilidad de recursos para el aprendizaje”, el estudio indica que el cierre de las escuelas en la mayoría de los países de la región ha obligado a los países a implementar sistemas de educación a distancia.
“La implementación de estas estrategias depende fuertemente del acceso que tengan los niños y adolescentes en sus hogares a una serie de recursos que les permita aprender en casa: disponibilidad de libros y materiales educativos en el hogar, disponibilidad de un lugar para estudiar, acceso a algún dispositivo electrónico y a conectividad y el apoyo e involucramiento de sus padres en los procesos de aprendizaje”.
Según datos de 2018, en promedio 76.1% de los estudiantes de 15 años cuentan con un espacio para estudiar en el hogar y 67% cuentan con un escritorio. Menos del 73.6% de los y las adolescentes de hogares en el quintil más pobre cuentan con un espacio para estudiar en el hogar (en comparación con más del 86.8% en el quintil superior) y con excepción de México y Perú, menos de 57.6% tienen acceso a un escritorio (en comparación con 76.6% o más en el quintil superior), expone al explicar una gráfica de estadística.
En cuanto al acceso a dispositivos electrónicos, 62% cuentan con un computador para estudiar y 45.6% cuentan con una tableta en el hogar. Al igual que con los datos anteriores, se encuentra una variación importante entre países, particularmente en el acceso a computadores: mientras que en Chile, el 83% de los estudiantes de 15 años cuentan con un computador para estudiar, en México, Panamá y Perú, este porcentaje es inferior a 54% y en República Dominicana igual a 40.5%.
Las diferencias socioeconómicas frente al acceso a un computador o a una tableta para estudiar en el hogar son abismales: como se observa en el Gráfico 4, para todos los países Latinoamericanos con datos disponibles, la probabilidad de que un estudiante perteneciente a un hogar del quintil más alto tenga un computador para estudiar es 5.5 veces mayor (o más) que aquellos en el quintil más bajo y las diferencias en cuanto a pertenencia de una tableta son aún más grandes (de 8 a 1).
Ahora bien, el acceso a un celular con internet en el hogar es sustancialmente mayor, siendo superior a 81.9% en todos los países y cercano a 100% en Argentina, Brasil y Uruguay. Si bien existen diferencias por nivel socioeconómico, éstas son menos agudas que las observadas para el acceso a un computador.
No obstante, tener un celular con datos en el hogar no garantiza el acceso a internet por parte de los estudiantes para la realización de sus actividades académicas. La cobertura promedio de internet en la región es de 68%, nuevamente con una gran heterogeneidad: desde coberturas menores a 50% en Haití (33%), Honduras (42%) y Nicaragua (47%), hasta coberturas mayores a 80% en San Kitts y Nevis, Anguila, Barbados, Chile, Islas Vírgenes y Bahamas.
Esta cobertura incluye el acceso mediante dispositivos móviles. Si se tiene en cuenta que para hacer un uso adecuado de los recursos educativos digitales es preferible tener un computador o tableta, el acceso a internet mediante estos dispositivos es aún menor (39% en promedio) y en ningún país de la región supera el 55%.
Finalmente, el acceso a televisión es cerca a universal en los países de la región, con excepción de Panamá y Perú, donde el 90.7% y 94.3% de los estudiantes reportan tener televisor en sus hogares.
Adicionalmente, se observan diferencias socioeconómicas en la tenencia de televisor pero éstas son sustancialmente menores que las observadas para los demás dispositivos electrónicos. Estas desigualdades contribuyen a agudizar las brechas en el aprendizaje, pues justamente los niños y adolescentes más vulnerables son quienes menos cuentan con los recursos necesarios para continuar con su proceso de aprendizaje en el hogar, expone el estudio diseñado por Sandra García Jaramillo.
La pandemia del COVID-19, insiste el documento, “ha generado un choque triple en los niños y adolescentes: el cierre abrupto de escuelas, el encierro por las medidas de confinamiento tomadas por la mayoría de los gobiernos y una recesión económica a nivel global”.
“Este choque triple tiene repercusiones en el corto y largo plazo directamente en los niños y adolescentes, así como en sus familias, los docentes y los sistemas educativos. Como se resume a continuación, estos efectos negativos serán aún más fuertes en los niños y adolescentes más vulnerables”, como lo expone fríamente el profesor del Colegio de Ciencias y Humanidades.
El documento, que puede leerse y analizarse completo en el link arriba señalado, concluye que “la pandemia dejó en evidencia las profundas desigualdades en las oportunidades de desarrollo humano en América Latina y el Caribe”.
“La crisis plantea grandes retos para los sistemas educativos de la región. A la vez, abre una oportunidad para repensar el sentido de la escuela, el rol fundamental que juegan los maestros, el aprovechamiento de la tecnología para promover el aprendizaje y construir un sistema sólido que impulse la calidad educativa en la región para todos los niños y adolescentes”.
Trabajo realizado con el apoyo de: Journalism Emergency Relief Fundhttps://newsinitiative.withgoogle.com/journalism-emergency-relief-fund