Las estimaciones más fiables sugieren que una de cada diez personas del planeta ha sido infectada ya con el Coronavirus, por lo que la posibilidad de que estas personas puedan volver a enfermarse con este virus arroja una sombra sobre la estrategia de lucha contra la pandemia, afirmaron especialistas del Instituto de Salud Global (ISGlobal) en el informe “¿Deben preocuparnos las reinfecciones por SARS-CoV-2?”

El documento, elaborado por Quique Bassat, Carlota Dobaño, Gonzalo Fanjul, José Muñoz, Antoni Plasència, Adelaida Sarukhan y Rafael Vilasanjuan, explica que se han documentado al menos seis casos de reinfecciones en lugares tan distantes como Hong Kong, Estados Unidos, Bélgica, Ecuador e India, por lo que estos pacientes constituyen una excepción en el conjunto de los más de 50 millones de contagios confirmados en todo el mundo pero la realidad es que la ausencia de datos y las limitaciones de los sistemas de seguimiento podrían estar escondiendo otros episodios similares.

Hasta el momento, los datos sugieren que las reinfecciones podrían ser excepcionales pero la mayoría de expertos coincide en que son esperables y es probable que tengan consecuencias leves y limitadas, sin descartarse posibles casos graves asociados a factores de riesgo individuales, considera.

El escrito, perteneciente a la serie COVID-19 y estrategia de respuesta, recuerda que los estudios iniciales mostraron que la mayoría de personas producen anticuerpos y, posteriormente, se demostró que también generan respuestas celulares, mientras que la reactividad cruzada entre el SARS-CoV-2 y los Coronavirus del resfriado común podrían proporcionar una protección parcial frente a la COVID-19, sobre todo en niños y niñas. “Sin embargo, a medida que los estudios avanzan, se evidencia que la respuesta inmune es muy heterogénea entre personas: algunas no generan anticuerpos, aunque todas parecen generar linfocitos T reactivos al virus”.

“Estudios recientes siguiendo casos hasta cuatro meses, reportan una tendencia a la disminución de anticuerpos, aunque los linfocitos T podrían ser más estables; por tanto, el riesgo de reinfección podría aumentar a medida que las respuestas inmunes cruzan el umbral de protección pero de manera muy diversa entre las personas. Es posible que la incidencia de reinfecciones aumente a partir de los 6-12 meses de la primera infección si la inmunidad es de corta duración, por lo que es crítico monitorizar mejor las reinfecciones en la próxima fase de la pandemia”.

El documento reitera la importancia de que se cuente pronto con una vacuna contra esta nueva enfermedad y afirma que se espera que genere una inmunidad más fuerte, durable y homogénea que la creada tras una infección natural, particularmente en casos sin síntomas o síntomas leves pero aún no se tiene prueba de ello, ya que varias de las vacunas candidatas más avanzadas utilizan tecnología que nunca se ha aplicado en humanos.

“En cualquier caso, la reinfección no significa que las vacunas no sean efectivas. Lo que sí podría implicar es que se necesite administrar uno o varios refuerzos a gran parte de la población al cabo de cierto tiempo. A nivel logístico, esto requerirá un esfuerzo aún más grande para producir, distribuir y comprar miles de millones de dosis suplementarias pero este es el caso de muchas otras vacunas”.

Otra posibilidad que contemplan los especialistas es que las vacunas sólo reduzcan los síntomas, en vez de prevenir la infección. En este caso, las personas vacunadas se convertirían en portadores asintomáticos del virus y podrían infectar a grupos vulnerables; por ello, las personas vacunadas y las no vacunadas deberán mantener las medidas de prevención hasta que se pruebe esta hipótesis o un porcentaje suficientemente elevado de la población esté vacunado.

“Si las reinfecciones resultan ser marginales (es decir, poco frecuentes y sin impacto negativo en la salud), una estrategia posible en los países donde pueda haber seguimiento serológico sería la no inclusión de quienes ya hayan pasado la infección en los planes de vacunación. Teniendo en cuenta que, por lo menos al inicio, la demanda de la vacuna será muy superior a la oferta, esta estrategia permitiría dejar margen para priorizar colectivos que aún no han desarrollado inmunidad”.

Derivado de lo anterior, los expertos de ISGlobal señalan que es fundamental realizar un seguimiento activo y a lo largo del tiempo de los pacientes confirmados con COVID-19 para establecer la tipología, magnitud y duración de las respuestas inmunes y su impacto en la protección frente a reinfecciones.

“Mientras no tengamos más información y siga habiendo riesgo significativo de infección, será necesario que las personas que ya han pasado la enfermedad sigan cumpliendo con las mismas medidas preventivas, como el uso de mascarilla y la higiene de manos”.

Asimismo, consideran que la anticipación de los sistemas de salud constituye uno de los factores clave en la respuesta a la COVID-19 y la posibilidad de que las personas contagiadas con este virus puedan reinfectarse, padecer de nuevo la enfermedad o transmitirla debe ser considerada.

Para ello exponen la necesidad de realizar un diagnóstico y una evaluación de la infección por SARS-CoV-2 también en aquellos pacientes que ya hayan sufrido previamente la infección. Eso implica asegurar la capacidad de testeo ágil para los casos con infección previa confirmada y síntomas compatibles y, en caso positivo, aplicar los protocolos de rastreo y testeo de contactos y aplicación de cuarentenas.

Además, por lo que se sabe hasta ahora, el manejo clínico de los pacientes reinfectados no debe ser diferente del de  aquellos con una primera infección y, a pesar de que ninguno de los casos de reinfección descritos hasta el momento ha contagiado a otras personas, no se descarta que puedan transmitir la el virus al igual que las personas que enfermaron por primera vez.

“En conjunto, la escasa evidencia disponible apuntaría a un limitado impacto epidemiológico de las reinfecciones (asumiendo la relativa estabilidad genética del virus observada hasta ahora) en la transmisión a gran escala. Aun así, las actividades de salud pública y la respuesta de los sistemas asistenciales deben tener en cuenta esta posibilidad, aplicando y, en su caso, adaptando, los protocolos vigentes y asegurando la coordinación en la información y en la gestión de las actuaciones de prevención y control de la transmisión”, refieren.


Trabajo realizado con el apoyo de: Journalism Emergency Relief Fundhttps://newsinitiative.withgoogle.com/journalism-emergency-relief-fund