Ahí donde hay organismos celulares, hay virus, donde quiera que se encuentre la vida, asociada a células, hallaremos virus. Si los virus florecieran iluminarían al planeta, porque en la mayoría de los ambientes los virus se encuentran en poblaciones entre 1 y 2 órdenes de magnitud mayores al de todas las bacterias, que por mucho son los organismos celulares más abundantes en todos los ambientes del planeta. No sólo son la entidad biológica más numerosa sino también son la más diversa de la biósfera en términos de riqueza de especies, así lo consideró el doctor César Hernández Rodríguez.

Al participar en la conferencia “La virusfera: un acercamiento a la diversidad viral”, transmitida a través de Facebook Live por El Colegio Nacional dentro del ciclo #ViernesViral, el microbiólogo dijo que algunos investigadores han propuesto el neologismo de “virosfera” para referirse a la porción de la tierra en la que se encuentran los virus en un intento por reconocer su importancia a nivel planetario o como un complemento del concepto de biósfera.

“La pertinencia del término podría discutirse pero lo que en este momento sí queda muy claro es que el papel de los virus va mucho más allá de ser simples patógenos”, dijo con natural solvencia al hacer un recuento histórico del descubrimiento de los virus en las plantas, en los animales y en los seres humanos y al explicar cómo se han ido transmitiendo entre especies.

“Después de todos los intentos por encontrar el sentido de los virus y ante una falta de consenso, la broma de Jean y Peter Madawar sigue vigente al considerar que los virus en realidad son una mala noticia envuelta en una capa de proteína”, aseguró el investigador de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional (IPN) en la conferencia donde insistió en la importancia de los virus en la vida dentro del planeta.

Al hablar del “holobiente”, que es la suma de organismos microscópicos, macroscópicos  y virus de una especie, dijo que “los humanos debemos entendernos mucho más allá de los 23 pares de cromosomas y 23 mil genes que albergamos en nuestro genoma, tenemos que empezar a reconocer que la vida humana no es posible sin los 3 millones de genes que aportan los microorganismos al holobionte humano”.

“Tenemos que ajustar la forma en como estudiamos a los microorganismos, para no solo destacar la importancia de los patógenos sino también de la microbiota normal. La salud de un individuo puede ser un evento multifactorial  que puede depender también de un microbioma saludable”.

“Ahora lo que toca empezar a estudiar el papel de todos los virus humanos  como de los microorganismos asociados en la salud y la enfermedad humana, por ejemplo”, destacó.

Dijo que el el viroma humano es una colección de todos los virus, bacterias, arquerías y eucariotes que se encuentran dentro o sobre el cuerpo humano. “El viroma de mamíferos y del humano en particular, está constituido básicamente por tres tipos de virus: en primer lugar, los que infectan nuestras células, en segundo lugar los que se insertan o llevan tiempo dentro de nuestros cromosomas y en tercero, los que infectan la amplia diversidad de organismos de nuestro bioma”.

“El viroma humano puede enriquecerse con la llegada de nuevos virus provenientes de los animales silvestres y domésticos que cazamos, comemos, mantenemos o que llegan a nosotros porque invadimos su hábitat. Muchos de los virus que nos aquejan tienen un claro origen animal como es el caso, del ébola, del VIH-Sida, del Sars-CoV 2, etcétera”.

El proceso puede ser reversible y el hombre también puede afectar con sus virus a especies de animales que conviven con los hombres”, dijo al referirse al caso de Dinamarca en donde el COVID-19 habría mutado en el cuerpo de visones, por lo que las autoridades de ese país decidieron sacrificar 17 millones de esos animales, como medida preventiva, para detener una cepa mucho más agresiva que la conocida hasta ahora.

Coordinada por el doctor Antonio Lazcano Araujo, la conferencia “La virusfera: un acercamiento a la diversidad viral”, presentó un amplio panorama de este tema tan vigente en el mundo científico y de la salud en el mundo. César Hernández Rodríguez presentó una visión inédita, novedosa, de las entidades microscópicas que hay en el planeta.

Dijo que normalmente se escucha la falacia de que Escherichia coli  es un organismo ubicuo y se cuenta la broma escatológica que si esta bacteria fuera fluorescente no habría necesidad de alumbrado público. En realidad Escherichia coli ni siquiera es la especie dominante en su propio hábitat que es el tracto digestivo humano.

“Sin embargo lo que sí podemos asegurar es que si los si los virus florecieran sí iluminarían al planeta”, insistió, para referir la importancia de estos microorganismos.

“Se estima, por ejemplo, que en los océanos existen un total de 10 a la 30, partículas de virus. En total, en todo el océano, pero  tan solo 10 a la 28 o 10 a la 29 células de bacterias. Desde luego estas extrapolaciones son debatibles pero, como lo es también el número de estrellas que tiene el universo conocido que Dave Conrey estimó que existen en el universo observable que son 10 a las 24. Un número 1 seguido de 24 ceros”.

“En los  océanos, por ejemplo, los virus probablemente infectan desde bacterias, arqueas, protistas unicelulares, algas e incluso mamíferos gigantes como las ballenas”.

“Aunque en términos de biomasa los procariontes son los dominantes, los virus apenas representan el 5 por ciento de la biomasa que se encuentra en los mares y los protistas también son una fracción pequeña. Si analizamos este tipo de abundancia como riqueza de especie, la mayor parte en término de diversidad, entendida como riqueza de especies estas proporciones son diferentes”, destacó.

Dijo que cada ambiente ofrece muchísimos microambientes y micro nichos ecológicos que pueden ser utilizados por diferentes grupos de microorganismos y por lo tanto, los virus asociados y se refirió a virus encontrados en ambientes extremos, en manantiales de aguas termales, en ambientes ácidos y de altas temperaturas.

¿Virus en la cueva de los cristales de Naica, Chihuahua?, se preguntó. Para citar un relato que hace Carl Zimmer en su libro El planeta de los virus sobre la visita que Curtis hizo en 2009 a la cueva de los cristales gigantes de Naica. Ahí el investigador presuntamente descubrió que en una gota de agua había 200 millones de virus.

“Si suponemos que el investigador se refiere a una gota de agua normal, de 50 microlitros, puede estimarse que en el agua de esta cueva hay 400 millones de partículas virales por mililitro, es decir 4 por 10 a la 9 partículas virales por mililitro. Este es un número mayor al que él mismo reporta para este ambiente marino”, dijo, al cuestionar que esta investigación no haya sido publicada en las plataformas científicas.

Virus dentro de virus

César Hernández Rodríguez se refirió también a los daños producidos a plantas por viroides, “los viroides son los patógenos de plantas más pequeños que se conocen”.

“Llevadas las cosas al extremo se han descubierto virus dentro de virus. En el año 2003 se descubrieron los virus gigantes de Acanthamoeba polyphaga”, dijo.

“Para el caso del hombre, la diversidad de los virus que nos agobia como especie, también es enorme”, dijo, al destacar que las especies patógenas más conocidas son sin lugar a dudas el dengue y el zika, ampliamente distribuido en América Latina. “En esa familia hay 20 especies de virus. Muchos especies raras”.

“Apenas cinco descritas para las que afectan el hígado. En contraste, cientos que infectan las vías respiratorias superiores del hombre”.

“No tenemos una respuesta a cuántos tipos de VIRUS RNA existen. Se pueden analizar los reportes de la literatura científica y la fecha en que se han venido descubriendo: especies, género o familia de virus. Aunque todavía seguimos descubriendo nueva especies de virus, no así de géneros o familias”.

“Para bien de la humanidad, ojalá tengan razón, porque ya tenemos demasiado con lo reportado hasta ahora. Continuamente se están adaptando virus de procedencia animal al humano”, dijo.

“Basta que uno solo de ellos sea exitoso para causar serios problemas de salud, alta mortalidad, consecuencias económicas a escala mundial, como lo estamos constando en años recientes con los virus de la influenza y Sars, que han emergido  y particularmente este año con el SarsCoV2”, destacó.

“Este escenario donde los virus solo son la causa de múltiples enfermedades para el humano tiene que ser matizada. Es difícil desprendernos de esta imagen de villanos de los virus al tratarse de entidades aparentemente, estrictamente patógenas. La etimología latina de la palabra virus no ayuda ni tampoco ayuda el inmenso catálogo de literatura científica que describe solamente el carácter virulento de estas entidades”.

El científico mostró una caricatura de Schwartz, publicada en la revista Sciencie, para señalar que “la investigación científica suele tener un sesgo que ha dado prioridad al estudio de lo anómalo, de lo patógeno, de la lucha por la sobrevivencia y dan menos importancia e incluso ha desdeñado la condición normal, la simbiosis y los comportamientos altruistas en la naturaleza”.

A manera de conclusión, citó a J.B.S. Haldane, cuando le preguntaron cuáles eran las criaturas favoritas de Dios: “parece que Dios tiene un cariño desmedido por las estrellas y los escarabajos.”

“Al parecer es una frase apócrifa, dijo el microbiólogo. Sin embargo, si lo hubiera dicho, habría que agregar: parece que Dios tiene un cariño desmedido por las  estrellas, las bacterias y los bacteriófagos”, asentó.

Finalmente, se refirió a la investigación virológica en México y dijo que es muy grave que no haya científicos preparados para atender el caso del COVID-19.

“No estábamos preparados para una pandemia de este tipo, a pesar de las continuas advertencias de la comunidad científica”, destacó, al referir que los datos recabados señalan que en el país existen 151 investigadores en el campo; Grupos independientes: 109; estudiantes que obtendrán el grado de doctor (2015-2020): 120”.

Además, artículos científicos de virus en general 2009-2020: 2080; artículos científicos de coronavirus 2009-2020: 9; artículos científicos de coronavirus de 2009-2020: 70; artículos científicos de dengue 2009-2019: 311, en un país con 126 millones 200 mil habitantes.

“Me preocupa de manera particular estos 120 doctores jóvenes que no están siendo incorporados de manera fluida al sistema científico mexicano. En medio de cuatro pandemias que corren ahora por México, estamos desperdiciando los recursos humanos de alta calidad que ya tenemos en el país”, concluyó.


Trabajo realizado con el apoyo de: Journalism Emergency Relief Fundhttps://newsinitiative.withgoogle.com/journalism-emergency-relief-fund