Al impartir la charla Estado actual del COVID-19, panorama hacia el futuro, el jefe del Programa COVID del Centro Médico ABC, Francisco Moreno Sánchez, señaló que desafortunadamente en México el manejo de la pandemia ha sido un desastre y se ha realizado una contabilidad muy deficiente de los casos.

“Si yo les hubiera dicho en febrero que íbamos a tener más de un millón de casos y más de 100 mil muertes, me hubieran dicho, eso no va a pasar. Pero la realidad es que tenemos muchísimos más que ese millón de casos, porque la cantidad de pruebas que se hacen es verdaderamente baja. Somos el país 158 del mundo en pruebas por millón de habitantes. Belice, Guatemala, Bolivia y muchos otros países hacen más pruebas que nosotros y esto nos ha llevado a un altísimo nivel de mortalidad”, afirmó.

El reconocido médico infectólogo recordó que nuestro país se encuentra entre los que tienen el índice de letalidad más alto del mundo; llevamos más de 100 mil muertos y seguramente este no es el número real, ya que probablemente haya 2 o 3 veces más fallecidos.

A su vez, refirió que, al no hacer más pruebas, no sabemos qué es lo que sucede realmente en el país con respecto a la pandemia. “El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell Ramírez, dijo que el pico de la pandemia iba a ocurrir el 8 de mayo y la realidad es que en esta fecha teníamos 28 mil casos y ahora tenemos más de un millón. Así que nunca supimos como evolucionaba la enfermedad”.

“Si comparamos la pandemia en México con Italia, tenemos que en nuestro país llegamos por primera vez el 15 de mayo a los 2 mil 500 casos reportados en un día, y desde ese entonces hasta ahora, no hemos tenido ningún día con una menor cantidad de pacientes reportados por día. Sin embargo en Italia, llegaron a 2 mil 500 casos el 15 de marzo, pero en 8 semanas lograron controlar el número de contagiados, y sí, allí están teniendo un repunte, pero nosotros no hemos tenido descanso”.

Aseguró que esta situación es una tragedia para los trabajadores de la salud porque significa que llevan 8 meses trabajando 24 horas los 7 días de la semana con pacientes graves, que tienen pocas posibilidades de salir adelante si no se pone a andar todo un equipo de medicina crítica: terapia intensiva, infectólogos, neumólogos. Y el problema es que hoy México está viviendo un repunte de la enfermedad, no un rebrote, porque nunca se controló la primera ola y seguimos en ella.

Nuestro país decidió tener muchas camas y convirtió hospitales no COVID en hospitales COVID, pero estos no tienen la infraestructura para tratar a estos pacientes y lo que ha sucedido es que el 43% de los pacientes que llegan al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) fallecen y lo mismo sucede con una tercera parte de las personas que llegan a otros servicios de salud públicos, porque no tienen la infraestructura para tratarlos, puntualizó.

“En el sector público hay hospitales que convirtieron en COVID que tienen 300 camas, pero sólo 10 ventiladores, y no tienen forma de rescatar a los pacientes que se ponen mal en la noche”.

El especialista en microbiología e infectología expresó que, durante esta pandemia, México no ha aprendido nada: La curva de contagios y la de mortalidad son muy similares, porque nuestras autoridades no han estimulado el uso de cubrebocas y no dan la información clara a la gente que requiere ser educada.

“Los problemas que tenemos en nuestro país es que no buscamos a los pacientes asintomáticos, no hacemos pruebas y no hablamos del uso de cubrebocas porque está politizado: si usas el cubrebocas estás en contra de algunos y los que no lo usan están en contra de la ciencia”.

“Además, no se nos permite utilizar medicamentos como el Resdemivir, a pesar de que el paciente por su seguro lo pudiera pagar, todo lo que tenemos es la oportunidad de atender a los pacientes de gravedad y entonces tenemos pocas posibilidades de sacarlos adelante, porque lo que podemos darles sólo son desinflamatorios y terapia intensiva y, en la mayor parte de los hospitales del sector público, no hay buenas terapias intensivas, por lo que el paciente fallece”.

Indicó que el virus SARS-CoV-2 es totalmente respiratorio. “Se transmite al hablar, al gritar, al cantar, al reír, al estornudar, al toser, a través de esas gotitas de secreción respiratoria que salen de nuestra boca y nariz. Esas gotas tienen un peso molecular y por la misma ley de gravedad viajan aproximadamente metro y medio y caen en superficies. Si yo tengo una distancia superior a la mencionada, no me va a llegar esa gotita de secreción respiratoria de la persona que está infectada. Si a esta persona infectada le pongo un cubrebocas, no voy a permitir que esas gotitas salgan o haré que lo hagan en una cantidad muy pequeñas”.

A su vez, tenemos que esas gotitas caen en una superficie, como un barandal, un escritorio o una mesa y, si yo toco ese lugar, mis manos pueden quedar contagiadas y como una persona se toca aproximadamente la cara 20 veces en una hora, puedo ser el autoinoculador de la enfermedad. Por eso es tan importante estarse lavando las manos o mantener gel con el 70% de alcohol, para que no estén contaminadas del virus, expuso.

Durante su charla virtual comentó que, una vez que sucede la infección, la persona puede presentar fiebre, cansancio, dolor de cuerpo, tos seca, algunos tos productiva y el síntoma principal es la falta de aire: si alguien siente esto, tiene que ir al hospital.

“El problema de estos síntomas, es que ahora que llegan la influenza y otras enfermedades respiratorias típicas de la estación se van a confundir las infecciones, de tal forma que no vamos a saber si la persona tiene metapneumovirus, si tiene virus sincicial respiratorio, si tiene influenza, si tiene COVID o si tiene alguna de estas enfermedades de forma conjunta, por eso estamos llegando en este momento a una situación crítica”.

Consideró que lo que veremos en los próximos 3 o 4 meses es un escenario muy complicado, porque la pandemia no se ha controlado; las enfermedades respiratorias generalmente causan año con año más muertes durante los meses de noviembre, diciembre, enero y febrero, que en todo el año, y esas infecciones se parecen en forma idéntica al COVID.

“Si pierdes el olfato, seguramente va a ser COVID, pero no todo el mundo pierde el olfato, ni lo pierde como primer síntoma, y el problema es que si no identificamos rápido a esos pacientes, podemos hacer que se contagien de dos infecciones. El invierno en el hemisferio sur ya ocurrió y hubo casos de coinfección de influenza y COVID y las personas que padecían estas dos enfermedades al mismo tiempo presentaban el doble de mortandad que con el COVID solamente”.

Derivado de lo anterior, el doctor Francisco Moreno razonó que es muy importante que se siga utilizando y promoviendo el uso de la mascarilla. “Si tú usas cubrebocas, aunque la otra persona no sea solidaria, puedes recibir una carga viral más baja, por lo que si hay una infección está será menor que si no lo usas”.

Refirió que ahora se sabe el COVID-19 tiene dos fases: la primera es la fase viral, en la que sí sirven las medicinas, si la persona se da cuenta a tiempo de que tiene la infección; mientras que en la segunda fase, solamente se pueden utilizar desinflamatorios, por lo que es muy importante que la enfermedad se detecte a tiempo con la aplicación de más pruebas.

Al explicar quién tiene más riesgo al padecer COVID, apuntó que la edad está relacionada con la gravedad, a mayor edad mayor riesgo, el corte parece ser los 60 años y a partir de ahí va incrementándose; los hombres tienen más posibilidades de tener problemas que las mujeres por una cuestión de receptores de presión arterial, ya que la mayoría de las féminas tienen presión baja; pero la verdadera lastra de México ha sido la obesidad: el 83% de los pacientes que han ingresado al Centro Médico ABC son obesos o tienen sobrepeso, y a mayor obesidad mayor riesgo.

El infectólogo reiteró la importancia de llegar a tiempo al hospital, porque si los pacientes acuden en el momento en que les empieza a bajar la oxigenación, les pueden poner antiinflamatorios y pasarán unos siete días en el hospital; mientras que si van cuando necesitan ser intubados, la estancia es de al menos de tres semanas, aumenta la mortalidad, y tienen que utilizar un ventilador.


Trabajo realizado con el apoyo de: Journalism Emergency Relief Fundhttps://newsinitiative.withgoogle.com/journalism-emergency-relief-fund