La Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) refirieron que el número de personas en pobreza extrema podría crecer entre 40 y 60 millones solo este año en comparación con antes de la crisis y con la pobreza viene el trabajo infantil, ya que los hogares utilizan todos los medios disponibles para sobrevivir.
En el informe COVID-19 and child labour: A time of crisis, a time to act (COVID-19 y trabajo infantil: En tiempos de crisis, es hora de actuar), señalan que las perspectivas varían según el país, pero las estimaciones causales de elasticidad están en su mayoría por encima de 0.7. En otras palabras, un aumento de 1 punto porcentual en la pobreza conduce a un aumento de al menos 0.7 puntos porcentuales en el trabajo infantil.
Estas perspectiva es preocupante para nuestro país, ya que el día de ayer se presentaron los resultados de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) 2019, en donde se señala que la tasa de trabajo infantil se situó en 11.5%, lo que corresponde a 3.3 millones de niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años que trabajan. Esta cifra muestra un aumento con respecto a 2017, cuando la tasa fue del 11% (3.2 millones).
El estudio realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en colaboración con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) y la Organización Internacional del Trabajo, muestra que Veracruz ocupa el noveno lugar nacional entre las entidades en las que más se practica el trabajo infantil, con una tasa del 13.1%.
Derivado de lo anterior, la OIT y UNICEF refieren que una acción eficaz contra el trabajo infantil debe abordar toda la gama de vulnerabilidades que enfrentan los niños y requiere la implementación de políticas y programas que puedan contribuir a la eliminación de este problema a través de soluciones sostenibles para abordar sus causas fundamentales.
“Todos los países enfrentan desafíos importantes por la pandemia de COVID-19, aunque las consecuencias variarán, determinadas por las condiciones económicas y sociales. Los grupos de población vulnerables, como los que trabajan en la economía informal y los trabajadores migrantes, probablemente serán los que más sufrirán la recesión económica, el aumento de la informalidad y el desempleo, la caída generalizada de los niveles de vida y las crisis de salud, entre otras presiones. Los sistemas de protección social que funcionan bien pueden mitigar las consecuencias, incluidos los riesgos de que los niños terminen en trabajo infantil”.
“La complejidad del trabajo infantil y el carácter único de la crisis actual dejan en claro que no existe una solución única. La experiencia pasada indica, sin embargo, que la integración de las preocupaciones sobre el trabajo infantil en políticas más amplias de educación, protección social, justicia, mercados laborales y derechos humanos y laborales internacionales marca una diferencia crítica”.
En es sentido, proponen promulgar medidas integrales de protección social, ya que son la base de cualquier respuesta política coordinada a las crisis. Estas medidas pueden abarcar desde la ampliación de los programas de transferencia de efectivo y el acceso a la atención de la salud, hasta el apoyo al empleo, los ingresos y la seguridad alimentaria.
Se debe garantizar el acceso al crédito, ya que permite a los hogares pobres mantener a los niños en la escuela y evitar el trabajo infantil, y al mismo tiempo hay que crear trabajo decente para adultos, porque la pérdida de empleos, especialmente entre aquellos que menos pueden pagarlos; interrupción en el comercio y en las cadenas de suministro mundiales; así como las salidas masivas de capital dañan los mercados laborales y la capacidad de los países para responder a la crisis.
Es fundamental garantizar el acceso de todos los niños a la educación, derivado de que los cierres temporales de escuelas están afectando significativamente la enseñanza de niños y adolescentes en todo el mundo. No ir a la escuela no debería significar caer en el trabajo infantil, por lo que se debe prestar especial atención al período inmediatamente posterior a los cierres, cuando las escuelas vuelven a abrir. Esta será una ventana crítica para ayudar a los niños a reiniciar la escuela y evitar la deserción permanente.
“A mediano plazo, las campañas de regreso a clases y la divulgación activa deben alentar a los padres a enviar a sus hijos de regreso a sus aulas, en particular a los que ya están trabajando y a los que no pueden continuar sus estudios de ninguna forma durante el cierre de las escuelas”.
Asimismo, los organismos proponen fortalecer la administración y el cumplimiento del trabajo; financiar y tratar a los trabajadores de servicios sociales como esenciales, y proteger la salud y seguridad de los trabajadores.
Los gobiernos y las organizaciones comunitarias también deben seguir apoyando las iniciativas de educación de los padres y de la comunidad para cambiar las normas sociales perjudiciales que consideran aceptable el trabajo infantil. “Mientras persista la pandemia, esto puede requerir la adaptación de soluciones de comunicaciones remotas e innovadoras”.
Cabe señalar que el posible incremento del trabajo infantil también preocupa a los investigadores mexicanos. Por ejemplo, el secretario Académico del Programa Universitario de Derechos Humanos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Ismael Eslava Pérez, publicó en Perseo Trabajo infantil y Covid-19.
En este escrito, el investigador refiere que para enfrentar problemática del trabajo infantil “se debe tomar en cuenta el establecimiento y/o fortalecimiento de políticas de mayor alcance sobre educación, protección social, justicia, mercados de trabajo y derechos humanos y laborales a escala internacional, a lo que se debe agregar la inversión en la ampliación de la educación gratuita de calidad y la expansión de redes de seguridad social”.
“En el caso particular de México, se ha destacado la necesidad de contar con un Plan o Programa Nacional para Erradicar el Trabajo Infantil, Trabajo Forzado y Trata Infantil 2020-2024, dar seguimiento a los mecanismos de colaboración y coordinación interinstitucional y actualizar y/o aplicar el Protocolo de inspección del trabajo en materia de erradicación del trabajo infantil y protección al trabajo adolescente permitido”.
Ismael Eslava considera que es fundamental invertir en la eliminación del trabajo infantil, ya que comporta una “incalculable rentabilidad”, porque al no tener cargas laborales los menores de edad podrán ejercer plenamente sus derechos, “lo que representa el punto de partida para la erradicación de la pobreza y marginación, la explotación y el abuso laboral, y arribar a condiciones de mejor desarrollo social, en donde tengan garantizado un trato respetuoso y acorde a su dignidad personal”.
Trabajo realizado con el apoyo de: Journalism Emergency Relief Fundhttps://newsinitiative.withgoogle.com/journalism-emergency-relief-fund