– Con la pandemia se empezó a brindar atención por esta situación
– A la vez que son profesores, son madres y padres de familia con hijos en escuelas
– Enfrentaron complicaciones a la hora de realizar ambas actividades diariamente
El estrés laboral en los docentes aumentó con la pandemia de COVID-19, afirmó la psicóloga del Sistema Municipal para la Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), Adriana Gómez Domínguez.
En ese sentido, expuso que antes de la emergencia sanitaria, en marzo de 2020, no era un tema que tuviesen en la lista de capacitaciones que brindaban en las instituciones educativas pero ante la nueva realidad que trajo el Coronavirus, empezaron a ofrecerlo.
“No era un tema que tuviéramos en la lista de los temas que ofrecemos pero hemos visto que sí es necesario hablar de esto. Desde el año pasado, las charlas de contención emocional son con los propios docentes”, expresó.
Y es que Gómez Domínguez señaló que los profesores exponen que no sólo desarrollan esta profesión sino que a la par son padres y madres y se enfrentan a muchas complicaciones a la hora de realizar ambas actividades en su día a día.
“Tienen que preparar sus clases, tienen hijos que tienen clases, tienen una computadora, un celular y tienen que ver cómo le hacen para que todos estén conectados y sí es importante que sepan que en el SIPINNA tenemos estas temáticas para ofrecerles y que son totalmente gratuitas”, recordó.
Además, apuntó que desde este organismo se llevan a cabo charlas de “contención emocional” a los niños, niñas y adolescentes, las cuales han tenido algunas modificaciones a raíz del regreso a las clases presenciales.
“En el 2020, cuando comenzó la pandemia, nos empezaron a pedir mucho la charla en cuanto a que los niños, niñas y adolescentes estaban encerrados, el cambio a las clases en línea, que no se adaptaban y ahora con este retorno a clases presenciales o híbridas, ahora es el manejo de las emociones en este regreso a clases”, expresó.
La psicóloga agregó que la apertura de las escuelas sí ha afectado a los menores de edad ante la duda de si ir o no.
“Porque a veces creen que están en unas eternas vacaciones y no, siguen en constante aprendizaje y hay todo un conflicto de emociones”, enfatizó.