“Me voy triste pero también muy agradecida porque aquí hice grandes a mis hijos, pudieron estudiar, sacaron su pequeña carrerita, salieron adelante y le doy gracias a Dios porque me voy bien”, expresó Minerva Salazar Guevara, una mujer que desde el primer día, hace 22 años, atendió al primer cliente de “Las Coronelas” y que hoy, debido a la crisis económica generada por la pandemia del COVID-19 ha tenido que cerrar sus puertas.

Durante la cena de despedida que el dueño, Ernesto Aguilar Yarmuch, ofreció a sus empleados como agradecimiento, este domingo 28 de junio, en el número 69 de la avenida Principal de Las Trancas, entre los límites de Xalapa y Emiliano Zapata, a doña Minerva se le quebró la voz al saber que este “Restaurante & Paila”, que fue siempre, como su lema promocional lo decía, “de Las Trancas, el primero”, ya no podrá atender a sus comensales.

“No tengo nada qué decir de usted. Siempre me trató bien. Muchas gracias a todos. Me voy muy triste pero tenemos que salir adelante”, añadió Minerva, la cocinera que vio pasar la historia de este restaurante a lo largo de 22 años, con cazuelas de carnitas y picadas, barbacoa de borrego, molcajetes con salsa verde, tiras de arrachera y cebollines, tortillas hechas a mano, en un ambiente muy mexicano.

Durante la cena, preparada especialmente por Aguilar Yarmuch, los empleados disfrutaron de entrada un abundante espagueti con camarones, carnitas, longaniza, arrachera, guacamole, refrescos y cerveza.

“Nos tocó vivir de todo en este negocio. En una época se formaban grandes colas de personas para entrar. Luego la competencia creció mucho, la zona se desarrolló. El año pasado remodelamos y convertimos el restaurante en ‘La capital del taco’. La gente estaba regresando pero se nos vino esta situación de la pandemia”.

“No hemos salido, por más que se hable del semáforo naranja. Estamos en una situación de máximo contagio, en los primeros lugares de mortandad y la economía, golpeada, de una manera increíble. Me preocupan ustedes, por eso hice hasta el último esfuerzo por tratar de mantener este negocio”.

“Ustedes se van a encontrar en una situación muy difícil para encontrar trabajo, no obstante, la experiencia que tienen pero van a ser muchos los negocios, de todos los giros, que van a ir cerrando”.

“Me da mucha tristeza decirlo pero es una realidad lo que va a suceder. Hay un gobierno insensible, porque al hablar de primero los pobres, están perdiendo de vista que los que ahora están en una clase media modesta, como son ustedes, están a un paso, si no encuentran trabajo, de la pobreza. Habrá muchos millones de despedidos”.

“Yo deseo de verdad que encuentren rápido otras oportunidades. Si Dios quiere y las cosas mejoran, ojalá podamos empezar otros proyectos para que los vuelva a convocar como mi equipo de trabajo”.

“Les estoy eternamente agradecido por aceptar las condiciones en que nos despedimos. Muchas gracias por todos estos años de lealtad, de honestidad y profesionalismo”, expresó el empresario en sus palabras de despedida.

Aseguró además que les cubrirán todas las prestaciones de ley, para que queden protegidos por un tiempo y reiteró a cada uno, por su nombre, su compromiso con este restaurante que atendió a Xalapa y la región por 22 años ininterrumpidos.

Para Récord Guinness

En entrevista, Aguilar Yarmuch refiere que “Las Coronelas” cumplió 22 años de su fundación, el 21 de marzo pasado.

“Y un dato que podría ser un Récord Guinness es que, en 22 años (8 mil 30 días), únicamente cerró dos días y eso, debido a que tuvimos un problema de abasto de agua en la zona pero de ahí se mantuvo abierto los 22 años, los 365 días”, dijo.

“Las Coronelas” nació como un proyecto empresarial, luego de que Aguilar Yarmuch regresó de vivir en Italia.

“Allá me asocié con una empresa italiana y teníamos un restaurante de tipo mexicano en el mero centro de Roma, que se llamaba la Piedra del Sol. Era un restaurante que ya existía y al que yo me incorporé, llevando toda la decoración. Lo denominamos el restaurante más bello de Europa, una especie de Museo de México”.

“De ahí me viene la idea de regresar a mi país y poner un restaurante aquí. Ya traía yo la experiencia. Incluso la decoración, se parece muchísimo a aquel restaurante”.

“Aquí hicimos algo, un poco más sencillo, muy muy mexicano, de decoración con artesanías y de una cocina auténtica, auténticamente mexicana, producida por cocineras de pueblo, no por chefs de escuela, sino las auténticas cocineras de pueblo, de La Estanzuela, la comunidad de Roma aquí en el municipio de Emiliano Zapata; Pacho Nuevo, de toda esa zona. Sí, tuvimos siempre una buena cocina”, dijo.

Lugar de tradición y proyectos

“Las Coronelas” fue un lugar privilegiado de encuentro. Por sus mesas pasaron políticos, empresarios, artistas, hombres y mujeres de la cultura, periodistas. Aquí se gestaron proyectos empresariales y políticos, narra Aguilar Yarmuch.

“Aquí me tocó ver surgir muchos proyectos. Recuerdo las reuniones de Óscar Rodríguez con Yayo Gutiérrez. Ahí surgió el AZ, por ejemplo”.

“Le gustaba particularmente venir a comer a mi restaurante a don Rubén Pabello Acosta. Ya incluso, muy enfermo, en los últimos tiempos vino a comer conmigo”.

“A mi querido amigo Américo Zúñiga, le hicimos un evento en un mes de enero, con un frío que parecía que estábamos en Alaska. Un desayuno con más de 400 personas”.

“Hicimos eventos con Pepe Yunes, con la prensa de Veracruz. En la parte cultural, pasaron por ahí grandes artistas a actuar, a tocar, a consumir. Creo que todo Xalapa pasó por Las Coronelas. Miles y miles de personas a lo largo de 22 años”.

Generador de empleo

“Las Coronelas” fue también un espacio de trabajo, de empleos y bienestar de muchas familias de la región.

“Tuve la suerte de tener muy buenos empleados. Generalmente me duraron mucho. Cuando se fueron fue para tratar de mejorar, ya traían experiencia. Se fueron a otros lados. Uno de mis meseros después se volvió gerente del Asadero Cien en Plaza El Dorado en Veracruz, por ejemplo. Otro de mis encargados terminó trabajando en un restaurante importante de Xalapa, muy exclusivo”.

Sin embargo, a pesar de todo el bienestar que una empresa puede generar, se vio obligado a cerrar, primero como medida preventiva para evitar contagios de COVID-19 y luego de manera definitiva, al ver el deterioro de la economía.

“En octubre y noviembre del año pasado (2019), hice un remodelación del negocio, sin perder sus características, siempre muy similar, quedó hermosísimo. Hicimos una carta nueva, lo denominamos ‘La capital del taco’. Trajimos una variedad enorme de tacos. Me traje las ideas del Estado de México, sobre todo. Iba muy bien. Bufette de tacos. Una gran respuesta de la gente. Hasta la mitad de marzo íbamos muy bien pero se viene la pandemia, me veo obligado a cerrar, parte de marzo, abril, mayo y parte de junio”.

“¿Qué sucede? Cuando reabro, después de haber estado pagando nóminas, impuestos, Seguro Social, INFONAVIT, Afore, rentas, luz, agua, gas, aunque en cantidad menores, reabro y las ventas muy irregulares, la gente aún en su casa, en aislamiento, muy irregulares las ventas y los compromisos encima, pagos bimestrales de impuestos muy fuertes y no recibimos, desgraciadamente, ningún tipo de apoyo. Si acaso un pequeño préstamo del Seguro Social pero préstamo con intereses”.

“Hice un trámite ante la SEDECOP, llené todos los requisitos, para diez mil pesos que iban a ser de crédito, con intereses. No llegó a darse”.

Los empleados, los que cuentan

Empresario que también ha desarrollado una gran experiencia en la administración pública, Ernesto Aguilar Yarmuch lamenta que los gobiernos actuales no han acabado de entender la dinámica de la economía y el papel de los patrones como generadores de empleo y bienestar.

“Cuando se dice que no se van a rescatar a los empresarios, creo que las cosas no son así. No se trata de rescatarme a mí, Ernesto Aguilar. No era rescatarnos a nosotros, empresarios, por modestos o grandes que seamos. Son los empleados los que cuentan, no los patrones”, expresa.

“A mí sí me afecta, claro que me afecta pero en lo económico esta situación, me permite de cualquier manera seguir afrontando lo que viene. No tengo que preocuparme qué voy a comer mañana ni pasado ni dentro de un mes pero mi personal sí, mi personal sí tiene ese problema”.

“Hoy ceno con ellos, les voy a dar su liquidación. Hice un gran esfuerzo, vendí mi auto, compré uno más modesto pero ya tengo el recurso para darles a cada uno su semana y su liquidación y hacerle una rica cena y convivir con ellos. Son diez empleados, diez familias. Ellos sí se quedaron sin trabajo”, comenta.

—Esa es la sensibilidad que no se tuvo, que no se ha tenido…

“No se entiende. No somos ‘riquillos’. Cada vez que llega el pago de impuestos, tenemos que tronarnos los dedos. Un mes con el Seguro Social, el otro con el Infonavit y el Afore. Es un dineral y lo mismo el pago de la nómina y de la luz que cada vez está más cara. Entonces, no es cierto que seamos ‘riquillos’. Eso no es ya ahora. El ser ahora empresario es un modo de vida nada más”.

“Cuando habla el Presidente de que ya no somos un país de conquista, no sé en qué siglo vive. Me duele mucho, me duele mucho mi país. A final de cuentas, yo saldré adelante, estoy seguro pero me preocupan millones de mexicanos que se van a quedar sin trabajo, miles y miles de locales comerciales de todo género que van a cerrar”.

Crisis Inédita

“Esta crisis la veo inédita, añade. Tengo 69 años. Yo no recuerdo una crisis así. Efectivamente, en el 2009 nos pegó duro aquel grave error que cometieron en llamarle fiebre porcina, luego tuvieron que corregir y llamarle H1N1, porque al llamarle fiebre porcina le pegó a la industria cárnica de empacadoras, de embutidos, de todo lo que se derivara del cerdo y eso nos afectó mucho, nos afectó pero no tuvimos que cerrar, tuvimos abierto, sí sufrimos las consecuencias pero nos pudimos levantar con relativa facilidad. En menos de un año, ya estábamos en la normalidad”.

“Pero la crisis de este año no será de un año ni de dos ni de tres. Esto no es ni siquiera la crisis del inicio del mandato del presidente Ernesto Zedillo. Esto no se parece absolutamente a nada y se está afrontando de la peor manera”.

Aguilar Yarmuch refiere que su hijo vive en Italia.

“Allá, para que los empresarios no cerraran sus negocios, el gobierno italiano absorbió el 60 por ciento del pago de la nómina y el empresario el 40. Esa medida fue tomada para que no cerraran, para que no despidieran y aun así tuvieron que despedir, existe el seguro de desempleo; aquí no tenemos ni seguro de desempleo ni tuvimos ningún aliciente ni nos dijeron, espérate, no pagues ahorita el impuesto, te aguantamos o no te vamos a subir la luz… no hubo nada. Nos quedamos solos”, concluye, para agradecer los mensajes de cientos de amigos y clientes que le han escrito, solidariamente, por el cierre definitivo de “Las Coronelas”.


Trabajo realizado con el apoyo de: Journalism Emergency Relief Fund
https://newsinitiative.withgoogle.com/journalism-emergency-relief-fund/