Al secretario general del Sindicato Único de Sonideros del Estado de Veracruz, Rigoberto Salas Hernández, le siguen preocupando los efectos de la pandemia del COVID-19, una enfermedad que ha venido a poner, por seguridad sanitaria, una barrera entre las personas.
Los 70 integrantes de este gremio, con un promedio de cinco trabajadores cada uno —unas 350 familias—, sufren por la falta de trabajo debido al confinamiento decretado para evitar los contagios.
“Nosotros fuimos los primeros que nos quedamos sin trabajo y vamos a ser los últimos en regresar”, dice Rigo, al comentar que por la cuarentena, los habitantes de Xalapa y la región cancelaron sus fiestas de cumpleaños, bautizos, XV años, bodas y eventos familiares en general.
El también propietario de la empresa “Alta Frecuencia”, que junto con sus compañeros agremiados se dedica a la renta de sonido para eventos, tarimas, iluminación y kits para conferencias e informes de gobierno, dice que ya no ven salida a esta crisis que los ha dejado sin la posibilidad de llevarles alimentos a sus familias.
Con 33 años trabajando en este giro, Rigoberto Salas Hernández ha logrado sacar a su familia con este noble trabajo.
“Desde que era estudiante de la Facultad de Derecho empecé con mi equipo. No terminé la carrera por problemas familiares pero seguí trabajando de sonidero y de eso vivimos”.
Hoy, ya cuenta 100 días sin trabajar. Cuando la contingencia inició, el músico y sus compañeros buscaron el apoyo de las instituciones de Gobierno, sin recibir respuesta a la fecha.
“Fuimos al Centro Histórico a manifestarnos, luego hicimos una protesta desde nuestras casas, con luz y sonido. La gente pensaba que eran fiestas pero no, realmente no se dan cuenta del grave problema que tenemos”, dice.
Cuando se dieron cuenta de que esto iba a ir para largo, añade, solicitaron apoyo y se la han pasado metiendo oficios, sin ninguna respuesta.
“Metimos papeles para un préstamo de diez mil pesos en PROMUVER. Nunca se dio ese préstamo. Nosotros creemos que ese dinero sí lo tienen pero nunca nos lo dieron, igual lo están guardando para las elecciones”, comenta.
“Pusieron muchas trabas. Después nos hablaron de un préstamo federal de 6 mil pesos. Lo mismo, metimos papeles. De hecho nos dijeron una foto de medio cuerpo y nos tuvieron hablando por teléfono y hasta la fecha no se ha dado ese préstamo”, indica.
“Nosotros fuimos los primeros que nos quedamos sin trabajo y vamos a ser los últimos, porque no se pueden llevar a cabo eventos como los que había antes, no van a volver tan rápido”.
“Estamos en lo mismo banqueteros, músicos y payasos. No vamos a poder a hacer nada. Somos los únicos que no nos vamos a activar en esta pandemia. Nunca nos hubiéramos imaginado”.
“No culpamos al gobierno. Sí exigimos, porque hay o debería haber un recurso para las emergencias. Hay un artículo que habla que para este tipo de situaciones, el Gobierno tiene un monto para apoyar a la gente, como en el caso de los desastres naturales”.
—Pues este podría calificarse como un desastre natural —le interrumpo.
“Puede ser desastre natural. Ahorita es la pandemia. Se pudiera comparar pero éste es más duro. La economía cada día está más abajo”.
“Al principio teníamos un poquito de dinero guardado, por los anticipos que nos daban. Los teníamos guardados como anticipos pero ya nos lo gastamos y ahora no sabemos qué vamos a hacer”.
Ante el escenario desolador, dice que los 70 agremiados del Sindicato Único de Sonideros del Estado de Veracruz han tenido que ir sacrificando sus equipos.
“La verdad nos ha costado mucho, muchísimo, hacernos de nuestro equipo. Yo tengo 33 años aquí pero hay compañeros con 40 o 42 años. Es gente que tiene añísimos. Es una inversión que se va haciendo poco a poco. A veces sacrificamos a nuestra familia. Nuestra esposa nos pide una lavadora, arreglar la casa, nuestros hijos unos tenis y nosotros les decimos: aguántame que primero compre este aparato o aquel, porque siempre queremos estar al día y dar lo mejor de nosotros en nuestros eventos”.
“Y ahora ya nos empezamos a deshacer de nuestras cosas. Si no tenemos dinero agarramos un aparato y lo llevamos a empeñar. Nos costó mucho y ahora nos estamos deshaciendo de ellos”.
Rigoberto Salas Hernández insiste en que los 70 sonideros cuentan con toda la infraestructura para prestar servicios.
“Nosotros no estamos pidiendo préstamos o cosas regaladas, lo que nosotros queremos es trabajar”, indica.
“De una tienda va saliendo para comer, de un local de comida también. Igual un comerciante o un vendedor ambulante pero nosotros tenemos que trabajar. Sí tenemos la infraestructura pero lo que necesitamos es trabajo, para movernos y alimentar a nuestra familia”, comenta el hombre que tiene tres hijos, su esposa y su suegra en casa.
Finalmente, insiste a las autoridades de los tres niveles de gobierno que los apoyen. “Tengo que reconocer que el Ayuntamiento de Xalapa nos apoyó con una despensa pero con todo respeto, ¿ellos podrían vivir cien días con una despensa?”.
“De ahí, ninguna institución de gobierno nos ha apoyado. Nos ofrecieron también un préstamo de mil pesos pero ¿quién puede vivir cien días con mil pesos? Ellos tienen su sueldo y viven bien pero nosotros necesitamos el trabajo diario para sobrevivir”, señala.
Sin embargo, añade, ha habido amigos del Sindicato que se han acercado para apoyarlos.
“La CTM nos apoyó con 70 despensas, nuestro amigo Américo Zúñiga nos ayudó con 40 y lo mismo el senador Ricardo Ahued Bardahuil. Estamos muy agradecidos con ellos por estos apoyos pero de ahí nadie, ni del Gobierno Federal, ni del Estatal”.
Desde su domicilio en esta capital, Rigoberto Salas Hernández confía en que pronto, muy pronto, la pandemia del COVID-19 termine y en la nueva normalidad, la gente regrese, con todas las preocupaciones, a los lugares de encuentros y a festejar la vida, contratando los servicios del Sindicato Único de Sonideros del Estado de Veracruz.
Trabajo realizado con el apoyo de: Journalism Emergency Relief Fund https://newsinitiative.withgoogle.com/journalism-emergency-relief-fund/