Prestadores de servicios turísticos de la Playa de Chachalacas, en el municipio de Úrsulo Galván, han padecido una fuerte crisis económica debido a que mantuvieron cerrado el acceso a la población durante 4 meses, a fin de evitar contagios por COVID-19.

Fredy Carmona González relató que desde el 20 de marzo se cerró el acceso a la población de Playa de Chachalacas: “no entraba nadie ajeno al pueblo, ni la gente que es del pueblo pero que está radicando fuera de aquí”.

Dijo que hoteles y restaurantes permanecieron cerrados, solamente abrían las tiendas que vendían productos de primera necesidad.

“Nadie trabajaba, nosotros que nos dedicamos al turismo tuvimos que vivir de la pesca, otros buscaron trabajo de albañilería, lo poquito que había, nada más con eso pudimos sobrevivir”, dice.

Comentó que desde el lunes 29 de junio se abrieron los accesos a la playa debido a que la gente estaba sin trabajo, sin dinero y con escasa ayuda de Gobierno, por lo cual ya se sentían presionados. “Aunque todavía le tememos al peligro de contagios por COVID-19”.

Expresó que como prestadores de servicio cuentan con instrucciones para utilizar de manera constante sanitizante y gel antibacterial, así como desinfectar todas las superficies y utilizar cubrebocas.

“Las mesas de los restaurantes guardan la sana distancia, no podemos tener mucha afluencia. Ahorita que pasen por las mesas se van a dar cuenta de la cantidad de personas que hay. No podemos tener muchas mesas, tenemos guardado mucho equipo. El turismo aún no se puede meter a la playa, solamente pueden observar; si pasa la autoridad y los ve adentro del agua los va a retirar”.

Aunque en Chachalacas los restaurantes permanecen abiertos con el 25 por ciento de su capacidad, los prestadores de servicio esperan que pronto mejore la situación, ya que con tan poca gente sólo pueden obtener dinero para llevar la comida diaria a sus casas.

“La gente sí comprende las medidas; nosotros les decimos qué se tiene que hacer y tienen que acatar las órdenes, porque si pasa la autoridad y ven que nosotros estamos trabajando mal, corremos el riesgo de que nos clausuren. Por eso es mejor trabajar con poco. El Gobierno es el que nos va a decir que trabajemos con un 25 por ciento ahora, luego un 50, hasta que lleguemos al 100 por ciento de atención”.

Por su parte, Abisaid Vela, quien se dedica a la renta de cuatrimotos, dijo que la pandemia les ha afectado al 100 por ciento.

“No hay trabajo, no dejan trabajar, no dejan entrar al turismo, por lo mismo de la enfermedad y ahorita las indicaciones son trabajar pero con cubrebocas, a distancia, con gel antibacterial y todos los requisitos que nos están pidiendo para poder trabajar con el cliente”.

Dijo que para brindar sus servicio de manera segura desinfectan las cuatrimotos cada vez que es rentada, “cada vez que se renta se le echa gel antibacterial, se le echa spray y cuando se acaba la renta se desinfecta toda la moto, con un sanitizante”.

Expresó que después de 90 días apenas empieza el regreso de turistas a Chachalacas, sin embargo, la gente tiene miedo a ser contagiada por COVID-19, “supuestamente era una cuarentena y se fue a 90 días, entonces sí nos afectó mucho, no dejaban entrar a ningún turista”.

Abisaid Vela comentó que gracias a estas medidas, hasta el momento no hay personas contagiadas en esta zona, “no hay ningún contagiado de COVID aquí, por esas medidas que se tomaron”.

Mencionó que los prestadores de servicios turísticos de la zona tienen que aprender a vivir con esa enfermedad.

“Cualquiera tiene miedo, todo Chachalacas tiene miedo pero hay que aprender a sobrellevar esa enfermedad y hay que afrontar ese tipo de enfermedades, porque una de dos o nos morimos de la enfermedad o nos morimos de hambre, el Gobierno no da ayuda, dio una despensa nada más durante 4 meses que estuvo cerrado Chachalacas”

Señaló que muchos han logrado sobrevivir gracias a los ahorros que habían juntado de otras temporadas vacacionales, lo cual les ha permitido comer frijoles y un pedazo de bistec.

Asimismo, Abel Reyes Salas expresó que con el cierre de la playa “prácticamente se quedó sin trabajo”, lo cual lo obligó a buscar empleo como albañil, además de acudir a un comedor comunitario que fue instalado por los mismos pobladores para ayudar a gente de escasos recursos.

El joven de 22 años señaló que al principio no creía que existiera el COVID-19 pero ha conocido casos de familiares que se fueron a vivir a Estados Unidos y que actualmente están contagiados de COVID-19, por lo cual con la reapertura al turismo buscan cumplir con todos los protocolos de la higiene ofreciendo gel antibacterial, sanitizante y colocando tapetes sanitizantes a los turistas.

“Nosotros somos prestadores de servicio turístico, nosotros les ofrecemos el servicio de restaurante, palapas, mesas, regaderas, baños, vestidores, el restaurante se llama Mojarras de Karen y ahí prácticamente estamos brindando el servicio al turista y ayudándonos también a nosotros porque de ahí sale para todos”.


Trabajo realizado con el apoyo de: Journalism Emergency Relief Fundhttps://newsinitiative.withgoogle.com/journalism-emergency-relief-fund/